Presenta su novela más reciente, Heridas de agua, publicada por Suma de Letras
en la búsqueda como una manera digna de vivir
Habitar un molino en Tacubaya me sedujo para convertir un edificio en personaje literario, explica
La autora rechaza “la felicidad como la que nos venden en los libros de autoayuda’
Jueves 6 de septiembre de 2012, p. 5
Una historia que comienza en el siglo XVI con la construcción en Tacubaya de un molino de agua, que a la vez es un personaje, que continúa durante la Colonia y llega al siglo XIX, con la muerte misteriosa de una mujer llegada de Italia pero cuya presencia no abandonará un edificio, y que continúa hasta el presente en un tono de realismo mágico, es la trama que comparte la escritora Claudia Marcucetti Pascoli en su novela más reciente.
Se trata de Heridas de agua: historia de uno de los primeros molinos de América (Suma de Letras), escrita por esta narradora italiana radicada en México desde la adolescencia y autora del libro de cuentos ¡Lotería!: historia de rifas diarias y de la novela Los inválidos.
Ficción, realidad, piedra, persona
–Cómo surgió la idea de una novela que mezclara historia, arquitectura, un molino como personaje y elementos que podrían ubicarse en el realismo mágico –se le pregunta en entrevista.
–Viví 10 años en el molino de Santo Domingo, en Tacubaya, y debido a mi formación de arquitecta me sedujo la idea de convertir un edificio en un personaje literario. Casi escuchaba la historia que esas paredes me contaban. Como dice Paz, la arquitectura es el testigo insobornable de la historia.
El edificio comenzó a construirse en 1529 y me pareció que sí guardaba los secretos de la historia de México. Poder reflejar eso es la intención de este libro. Intenté mezclar lo humano con lo que es la materia, y eso es un poco la idea de ese realismo mágico, de esa ficción, realidad, piedra, persona.
–¿Se trata de una novela histórica, en el sentido convencional, pues en un momento dado aparecen personajes como Limantour?
–Me dicen que diga que es una novela histórica, pero la verdad es que la historia funciona un poco como telón de fondo, pues tengo personajes y sucesos reales que se van mezclando con la ficción. No reporto una parte de la historia, estoy dando una visión y creando una trama ficticia.
Claudia Marcucetti comenta sobre los temas de la novela. Uno de los principales es la alternancia entre la vida y la muerte, que viene un poco de mis propias pérdidas. Perdí un marido muy joven cuando vivía ahí. Es un tributo a la muerte temprana e inexplicable, y al hecho de que la muerte al final es una de las grandes incógnitas de la vida
.
–Está además el asunto de la rencarnación, como en el caso del personaje de Gioconda.
–Sí, ese es un tema, y también el de la historia que se repite. Por eso tomo dos finales de siglo, muy emblemáticos en la historia de México. Y claro, es la mezcla de este personaje femenino, Gioconda, una mujer apasionada, que busca una vida diferente, y el molino. Pero enclavados en la historia, tanto la micro como la macro, que es la que se vuelve a repetir.
–En esta cuestión cíclica de la historia, ¿el motor es el odio y el enojo, que son como una maldición
?
–De alguna manera, aunque más bien creo que son nuestras propias fallas. Eso es lo que no nos hace avanzar. La idea de que se repite es porque también ignoramos lo que pasó con anterioridad. Esa falta de análisis, de visión de lo que está pasando tanto a nivel histórico como personal, es lo que hace que los seres humanos no puedan avanzar.
Reinventarse y renacer
–¿Otro de los grandes temas no sería la soledad, no una soledad desesperanzada sino analizada mediante el discurso literario?
–Sí, es probable. Tengo otra novela, Los inválidos, que trata más del tema de la soledad y de la imposibilidad de la relación con los otros, un poco existencialista. A lo mejor en Heridas de agua sí hay un subdiscurso o subtexto en ese sentido. Aunque más que soledad, yo le llamaría búsqueda, una búsqueda constante de ver cómo nos resolvemos.
Claudia Marcucetti Pascoli recuerda además que Gioconda está vinculada a tres hombres de carácter diferente. No es que haya una soledad latente en ella, pero en su corazón probablemente sí
.
–Pese a que al principio Gioconda es una mujer vital, apasionada, la vida le impone yugos y eso da una idea de desolación.
–Sí, es una mujer sufrida y el título del libro refleja un poco eso. Heridas de agua se refiere a las heridas que bajaban de las montañas, como el Desierto de los Leones, y también quiere decir las heridas y los sufrimientos de los personajes, en este caso, de Gioconda, del país mismo y del molino, que tiene voz y nos habla acerca de la condición humana.
–Sin embargo, también se percibe una dosis grande de esperanza, de reivindicación de lo humano pese a sus contradicciones, ¿sería así?
–Sin duda. Creo en la búsqueda como una manera digna de vivir, siempre estoy buscando algo, no creo en la felicidad como la que nos venden en los libros de autoayuda. Hay una búsqueda esperanzadora porque la condición humana tiene muchas cosas maravillosas, como este poderse reinventar y renacer.
Incluso en los edificios mismos, que desaparece una parte de él pero luego, en ese espacio vacío, vuelve a nacer algo más. Estamos muy acostumbrados a reconstruirnos sobre nosotros mismos.
Heridas de agua, de Claudia Marcucetti, será presentado hoy a las 19 horas por Beatriz Rivas y Nicolás Alvarado, con lectura dramatizada a cargo de Mónica Garza y Edith Gonzáñez, en La Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica (avenida Tamaulipas 202, esquina con Benjamín Hill, colonia Condesa).