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Equipos de tres continentes presentan estudios que aportan elementos para nuevos fármacos

Logran científicos la más grande cantidad de hallazgos sobre ADN

Hallan que 99 por ciento del ácido desoxirribonucleico, considerado basura, controla tanto genes normales como anómalos y afecta las probabilidades de la enfermedad, explican

 
Periódico La Jornada
Jueves 6 de septiembre de 2012, p. 2

Nueva York, 5 de septiembre. En la mayor hornada de descubrimientos sobre el ADN desde que se completó el proyecto del genoma humano en 2003, 442 científicos en laboratorios de tres continentes publicaron este miércoles 30 estudios abarrotados de hallazgos.

Los descubrimientos, que suponen lo que la revista Nature describe como la guía para el genoma humano, oscilan desde lo esotérico –¿qué es un gen?– a lo práctico –que sólo 20 cambios en genes pueden estar detrás de 17 cánceres aparentemente no relacionados–, lo que da a las empresas una serie de posibles objetivos farmacológicos.

Los estudios provienen de un proyecto de 196 millones de dólares llamado Enciclopedia de elementos del ADN, o Encode, por sus siglas en inglés, cuyo objetivo es tomar la Babel producida por el proyecto genoma humano –la secuencia de las 3 mil 200 millones de bases o letras químicas que constituyen el genoma humano– y darle sentido.

Comprendemos el significado de sólo un pequeño porcentaje de las letras del genoma, dijo el doctor Eric Green, director del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, que pagó el grueso del estudio.

Encode se lanzó en 2003 para construir una lista de partes del homo sapiens al identificar y señalar las ubicaciones de cada parte del genoma que haga algo, un mapa de referencias de todos los elementos funcionales en el genoma humano, explicó el genetista Joseph Ecker, del Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla, California.

Producción de proteínas

Los elementos más conocidos del genoma son los aproximadamente 21 mil que especifican qué proteínas produce una célula. Por ejemplo, el gen del receptor de dopamina hace los receptores de esa sustancia en las células del cerebro, y el de la insulina la produce en el páncreas.

Sin embargo, sólo alrededor de uno por ciento del genoma se refiere a las proteínas, y el desafío ha sido descubrir la función del otro 99 por ciento, que durante años se ha descrito como ADN basura porque no codifica las proteínas.

Los expertos de Encode son la versión biológica del movimiento de los ocupas, comentó Mark Gerstein, de la Universidad Yale, quien dirigió uno de los equipos. Durante años, todo el mundo se centró en el uno por ciento; la enciclopedia mira al 99 por ciento, comentó.

El movimiento de los ocupas suele emplear como lema Somos el 99 por ciento.

Al examinar esa parte del genoma, los científicos de Encode descubrieron que en torno a 80 por ciento del ADN antes tachado como basura realiza una función biológica. En primer lugar, este ADN no tan basura es un panel de control de lo más sofisticado, con unos 4 millones de fragmentos de ácido desoxirribonucleico que controlan todo lo demás.

El ADN basura, 99 por ciento, se encarga en realidad de dirigir los genes, dijo Gersetein.

Esta regulación puede influir tanto en los genes normales como en los anómalos, afectando las probabilidades de enfermedad.

Eso se debe a que los factores de transcripción y otros elementos regulatorios –proteínas producidas por ese ADN controlador– afectan la doble hélice de cada célula, dominándola de una forma que activa o desactiva los genes como un niño que acaba de descubrir los interruptores de la luz.

El poder de los elementos que controlan los genes podría explicar por qué la secuenciación sencilla del ADN personal concluye en ocasiones que la gente tiene riesgo de desarrollar enfermedades que nunca tienen o deja escapar las señales de las que sí llegan a sufrir. Si el interruptor desactiva un gen insano, puede reducir los niveles de proteínas que tienen un efecto nocivo, explicó Ecker. Pero si altera un gen normal, alguien puede desarrollar una enfermedad basada en el ADN.

Interruptores

¿Que tan complicado es ese sistema regulador? Hay casi cuatro millones de interruptores en los principales órganos humanos, y unos 200 mil actúan en cualquier célula dada, como en los músculos cardiacos.

Nuestro genoma está simplemente lleno de interruptores: millones de lugares que determinan si un gen se activa o se desactiva, dijo Ewan Birney, del Instituto Europeo de Bioinformática-Laboratorio Europeo de Biología Molecular, y uno de los líderes de Encode.

El sistema de control implica que las compañías farmacéuticas podrían tener que indagar en sitios nuevos en busca de genes influyentes. En uno de los estudios del proyecto, expertos de la Universidad de Washington en Seattle descubrieron que la mayoría de las variantes del ADN relacionadas antes con más de 400 enfermedades están en regiones regulatorias a menudo lejanas del gen de enfermedad.

Los cambios genéticos asociados con las enfermedades están concentrados en los interruptores, dijo en la nota de prensa John Stamatoyannopoulos, de la Universidad de Washington.

Como resultado, es probable que los análisis de genoma que buscan errores sólo en los genes de la diabetes o en los de cáncer, entre otros, pasen por alto las variantes que causan la enfermedad al determinar cuándo, dónde y cómo se activan los genes.

Ese descubrimiento cambiará cuando comprendemos la base genética de la enfermedad y abrirá nuevas avenidas para la terapia, dijo Stamatoyannopoulos. Por ejemplo, en 17 tipos de cáncer, sólo 20 factores regulatorios aparecen una y otra vez, dijo. Eso sugiere que los fármacos que se dirijan sólo a esos, y no a los cientos de objetivos que persiguen ahora las farmacéuticas, podrían tratar muchos cánceres.

El grupo de la UW también descubrió que algunas enfermedades aparentemente no relacionadas comparten sistema regulatorio, como la artritis reumatoide, la diabetes de tipo 1 y otros trastornos autoinmunes. De modo que una sola medicina podría ser efectiva contra todas ellas.

Encode también ha mostrado que un gen no es la parte sencilla de ADN que fabrica una proteína, como se enseña a los estudiantes. En cambio, la unidad funcional es una amalgama de secuencias de las dos hebras de la doble hélice, entrelazadas como las dos mitades de una baraja de cartas en las manos de un croupier de Las Vegas.

Nature ofrece de forma gratuita toda la investigación de Encode en www.nature.com/encode y a través de una aplicación para iPad.