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Dan a conocer seis tomos con el legado literario del escritor y humanista fallecido en 2011

La obra de Iturriaga lleva al saber trascendente del México profundo

Semejante era su pasión por el conocimiento de nuestra historia y sus personajes, que por la penosa conformación de nuestro ser colectivo, señaló Porfirio Muñoz Ledo

Al concluir el proceso de sucesión del diplomático se podrán rescatar sus textos inéditos, anunció su hija en el acto

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Yuriria Iturriaga, Rodolfo Echeverría, Porfirio Muñoz Ledo, Javier Garciadiego, Arturo González Cosío y José Ignacio Campillo, en la Casa del Lago, durante la presentación de Obras de José E. IturriagaFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Sábado 1º de septiembre de 2012, p. 3

La presentación de la serie de seis tomos Obras de José E. Iturriaga se convirtió en un homenaje a este intelectual, escritor, humanista, político, diplomático e investigador en diversas disciplinas de la sociedad, la historia y la cultura mexicanas, considerado por ello el último mexicano renacentista.

Apenas fallecido en 2011, a los 96 años, Iturriaga es considerado indispensable e insustituible, como coincidieron este jueves en la Casa del Lago Javier Garciadiego, Arturo González Cosío, Rodolfo Echeverría Ruiz, José Campillo García y Porfirio Muñoz Ledo –éste último impulsor del proyecto editorial, concretado por la Cámara de Diputados y Miguel Ángel Porrúa–, moderados por Yuriria Iturriaga, hija del intelectual.

Los títulos son: La estructura social y cultural de México; Ustedes y nosotros; México en el Congreso de Estados Unidos; Lo religioso en el refranero mexicano; Rastros y rostros, y La categoría de Centro Histórico y su rescate, ciudad de México.

“Su preocupación central era el conocimiento del país, en todas las dimensiones y recovecos posibles. Decíamos que había inventado una ciencia: la ‘mexicanología’. Semejante era su pasión por el conocimiento de nuestra historia y sus personajes, sus lugares, monumentos y paisajes, sus artes, sabores y leyendas, sus lenguas y refranes, que por la penosa conformación de nuestro ser colectivo”, dijo Muñoz Ledo.

Su obra La estructura social y cultural de México es pionera de la sociología mexicana, agregó. A la estadística inapelable suma el análisis evolutivo, el estudio comparado y el rigor crítico. Ahí aparecen con crudeza los saldos de nuestro mestizaje, así como nuestras taras ancestrales: el racismo, el autoritarismo y la desigualdad. También la voluntad perenne de forjar una nacionalidad vigorosa.

Muñoz Ledo dijo que Iturriaga bregó por la transformación del régimen posrevolucionario en otro más moderno, justo y cosmopolita. Padeció el proceso de vaciamiento de la soberanía y nos preparó para combatirlo. Sin embargo, reconoció, no se ha podido cumplir su encomienda y hoy el futuro está en la sombra.

El investigador Javier Garciadiego sostuvo que la obra de Iturriaga es muy importante, de un polígrafo que manejó distintos géneros y temas, de un mexicano excepcional que se preocupó por nuestra historia, la de la ciudad de México, por entender a Estados Unidos, por la cultura mexicana, su poesía, su pintura.

El también presidente de El Colegio de México recordó que la obra de Iturriaga aún está inconclusa porque quedaron muchos libros pendientes. Incluso él mismo hará el tomo de historia, pues hay ensayos no incluidos.

Son excepcionales no sólo por su saber histórico, sino por su perspectiva, pues era un hombre al que le gustaban las comparaciones entre periodos, o entre el siglo XX o el XIX, destacó Garciadiego, autor, junto con otros presentadores, de los prólogos de los tomos publicados.

Contó que al encontrar el texto A siglo y medio se percató de que en los años 60 Iturriaga ya está preocupado no por cómo vamos a festejar el bicentario para el lejano 2010, sino cómo va a llegar México después de 200 años de vida independiente y de 100 años de instituciones revolucionarias.

La reflexión, reveladora, la hace antes de que comencemos  las crisis del autoritarismo, demográficas, económicas, petroleras o migratorias de los años 60 y 70 y posteriores. En aquella época su visión de México era optimista. No sé si don Pepe hubiera escrito este libro hoy, cuál hubiera sido su comparación y análisis final del siglo XX. A lo mejor su optimismo se hubiera visto erosionado.

El poeta Arturo González Cosío fue contundente, pues planteó que entre 1940 y 1965 se puede afirmar que las principales iniciativas dirigidas al acrecentamiento de la conciencia nacional, al impulso de los valores morales y sociales de México y a enriquecer su patrimonio cultural, fueron propuestas directamente por Iturriaga, pero siempre desde el más severo anonimato, porque para él lo importante era que se hicieran las cosas, que hubiera resultados creativos.

Rodolfo Echeverría aseguró que al leer un ensayo, disquisición histórica o propuesta sociológica de Iturriaga, llegaremos al entendimiento trascendente del México profundo. Por eso es un mexicano imprescindible.

José Campillo García señaló que estos primeros libros de Iturriaga son “obra de una memoria meticulosa, rigurosa, basta y universal, de lo que él, y sólo él, vio, experimentó, estudió, interpretó y vivió. Verdades y fantasías en rica síntesis, cuyo rigor lógico nos dejan una ‘realidad’ en su mayor parte creíble, pero, lo más importante, vivible”.

Su fantasía, explicó, no se alimentaba del odio, del rencor o de la vanidad, sino del amor al género humano, a la naturaleza, al paisaje, a sus amigos, y a un gran amor a México.

Yuriria Iturriaga comentó que estando cercano el término del proceso de sucesión de mi padre, pronto podremos recuperar sus escritos inéditos, entre los cuales se encuentra un ensayo sobre el filósofo José Ortega y Gasset. Ello en referencia a la controversia sobre la biblioteca y archivo de Iturriaga, ubicada en Coatepec, Veracruz.

Agregó que a partir de ahí se podrán publicar también, en la perspectiva de obras completas, una biografía lo más objetiva posible, complementada con entrevistas y testimonios, así como epistolarios y archivos fotográficos.