Desde principios de julio la imagen de una mujer y un hombre con sombreros negros, lentes oscuros y que están unidos con una bufanda negra y un suéter rojo se ha visto en el interior de los vagones y en los andenes del Metro de la ciudad de México.

Aparte de anunciar FREAK-A-DOS: crónicas siamesas, exposición de los artistas visuales Marisa Lara y Arturo Guerrero, que será inaugurada hoy, a las 20 horas, en el Museo Archivo de la Fotografía (República de Guatemala 34, Centro Histórico), la imagen juega a ser un performance que deambula por la ciudad. Es decir, está aquí y afuera la exhibición que constituye una reflexión autobiográfica sobre la condición por excelencia de la dupla con tres décadas de trabajar al alimón: la siamesitud.

En entrevista, adelantan que el día de la inauguración arribarán en una ambulancia a manera de performance, ataviados en su traje de siameses enfermos, heridos, pero combativos, y mostrando que con esta propuesta hay que vivir a morir. El 20 de septiembre presentarán un libro de relatos ficción-realidad que han escrito en ocho años, también llamado FREAK-A-DOS...

La sorpresa tal vez más grande de la muestra es que Lara y Guerrero, conocidos sobre todo como pintores, en esta ocasión presentan más de 200 fotografías intervenidas manualmente, además de arte objeto, instalación y video formado por fotos. Su obra pictórica apenas está presente.

Según Guerrero, es un trabajo que pretende decir más que nada nuestra propia verdad a partir de la fotografía. Es lúdica, sarcástica y tiene su origen en los infiernos que hemos vivido a consecuencia de la salud y la enfermedad. Para Lara, el conjunto de obra es una propuesta de arte contemporáneo, ya que estamos un poco hartos de la fotografía que propone que una botella aventada en una coladera es una obra de arte. Creemos que es más complejo el asunto de arte contemporáneo.

Lara continúa: “El proceso empieza desde que concebimos el tema y el concepto de lo que vamos a hacer. El proceso es la puesta en escena con esta especie de escenografía, con nuestras pinturas, con arte objeto, con escenarios que hemos inventado, con vestuario que hemos confeccionado –enfermos, luchadores, pajes medievales– y con maquillaje que hemos usado. Son autorretratos y mutuorretratos.

“Los primeros son de enorme complejidad, porque ponemos en 10 segundos el automático de la cámara y tenemos que correr antes del clic. Nos hemos caído, roto cámaras, nos hemos enojado, tropezado, porque estamos pegados como siameses. Los mutuorretratos están tomados el uno al otro.”

FREAK-A-DOS..., nombre que se remite al concepto de monstruo o fenómeno, está concebida como viaje por los círculos planteados por Dante Alighieri. La curaduría de la planta baja se desenvuelve con el título Vivir a morir. Es el infierno, pero hay salidas de luz. Si el arte está enfermo, vamos a curarlo, explica Lara.

El siguiente piso está concebido como purgatorio, en el que llegamos a lo familiar insólito, a lo cotidiano amado, a la pelea también y a la confrontación. El tercer piso consta de un paraíso construido con ironía y juego. Gira en torno a la propuesta de la siamesitud, la identidad, la otredad, desde “una cuestión lúdica con nuestros artistas alter egos, hasta toda la metamorfosis de los siameses para convertirse en freaks”.

En la exposición también hemos tratado el tema del corazón. Los siameses mismos son para nosotros el corazón de nuestra actividad artística. Es la expresión de nuestra complicidad a lo largo de estos 30 años al actuar sobre la misma obra, apunta Guerrero.

“Nuestra lucha –agrega Lara– es que el arte tenga sentido, inteligencia, concepto y alma, porque de lo contrario no funciona, por más que le inyecten publicidad y apoyos.”