Monterrey, NL, 25 de agosto. Detrás del ataque al casino Royal –que hace un año provocó la muerte de 52 personas– está la corrupción de servidores públicos que protegen y se vuelven cómplices de los criminales que agreden a la población, dijo el gobernador Rodrigo Medina de la Cruz al encabezar la ceremonia oficial con que se recordó a las víctimas.

Familiares y amigos de los fallecidos, por su parte, participaron en una misa, mientras habitantes efectuaron otra ceremonia que duró seis horas e incluyó actividades musicales, culturales y de reflexión, además de la exigencia de justicia para evitar nuevos hechos de violencia.

La ceremonia oficial, a la que acudieron familiares de los fallecidos en el Royale, así como funcionarios de la administración estatal y representantes de los poderes Legislativo y Judicial del estado, se realizó a las 8:15 horas en el mirador del cerro del Obispado, junto al astabandera monumental.

El símbolo patrio se izó a media asta y Medina de la Cruz anunció que solicitará al Congreso local la aprobación de un decreto para que el 25 de agosto de cada año sea de duelo en el estado, para honrar la memoria de las víctimas del centro de apuestas.

Agregó que a las víctimas las recordaremos en forma especial todos los días y cada 25 de agosto, por el resto de nuestras vidas. Como ser humano, dijo a los deudos, comprendo que nada podrá compensar su dolor, que nadie ni nada va a llenar el hueco que dejó la desaparición de sus familiares o amigos cercanos.

Por eso estamos aquí para refrendar el compromiso de hacer justicia, de continuar con los esfuerzos que nos impone la ley y la solidaridad común, y para recordar hechos que no deben repetirse, que envilecen a lo humano.

Reafirmó que seguiremos los procesos judiciales con la mayor atención, con la mayor prioridad y el más alto sentimiento de fuerza del Estado para castigar a los culpables. Los nuevoleoneses exigimos justicia, no venganza, no somos criminales, ni como aquellos que nos agreden y se ocultan para cometer actos que no encajan en nuestra concepción de lo humano.

Reconoció que en esta tragedia, obra de la delincuencia organizada, también están la corrupción, la impunidad, la ilegalidad, la búsqueda desenfrenada del lucro y la descomposición ética. Algunos servidores públicos han olvidado su deber de vigilar y de proteger, y se han convertido en protectores y cómplices de quienes nos agreden.

Nuevo León condena estos hechos salvajes; pero la condena no es suficiente para consolar a estas familias y a la sociedad lastimada. Aquí, frente a las víctimas, refrendo el compromiso de hacer justicia con la aplicación de las leyes en su máxima severidad, sólo así respetaremos la dignidad de las víctimas y de los suyos, afirmó.

Medina de la Cruz señaló que los criminales autores del atentado son los verdaderos enemigos de México y de Nuevo León: para ellos, ni olvido ni perdón, mientras el recuerdo de las víctimas nos alienta a seguir luchando para no dejar nuestras ciudades, nuestros caminos, nuestras calles, nuestros centros de trabajo y nuestras plazas inermes ante los criminales, expresó.

En la iglesia del Carmen, a las 15 horas, el administrador de la arquidiócesis de Monterrey, Jorge A. Cavazos Arizpe, ofició una misa en memoria de los 52 fallecidos y pidió a los fieles orar por todos los muertos víctimas de la delincuencia, porque nuestra sociedad deje de ser violenta y recupere los valores humanos, porque los habitantes de esta entidad sean más unidos y haya autoridades más apegadas al cumplimiento de sus deberes.

Acto cultural

Al terminar la misa, los deudos caminaron hasta el sitio donde quedan los escombros del casino Royale para efectuar un acto cultural, organizado por más de 40 organizaciones de la sociedad, para demandar justicia y que no se repitan estos hechos.

Conmovió el gesto solidario de los familiares de desaparecidos –otra estela de dolor que ha dejado la guerra del narco–, que así como han bordado sobre tela los nombres de sus seres queridos, hoy hicieron lo mismo con los nombres de todos los fallecidos en el casino Royale el 25 de agosto de 2011.

Se hizo un pase de lista de cada uno, mientras los presentes gritaban: no debió morir. El acto inició a las 16 horas y terminó a las 10 de la noche.