La historia y la cultura del fraude electoral en el país fue el tema en torno al que reflexionó el caricaturista Rafael Barajas, El Fisgón, en el contexto del Festival por la Democracia, Dignidad y Libertad de México, que se desarrolla en el Zócalo capitalino.

Desde los primeros comicios del México independiente hasta las recientes elecciones de 2012, El Fisgón hizo un recuento sobre todo de los mecanismos y prácticas fraudulentas que el PRI ha utilizado para imponerse en las votaciones tanto presidenciales como en los estados. Los del PRI son los campeones olímpicos, mundiales y planetarios del fraude electoral. Han hecho fraude siempre, de manera sistemática e ininterrumpida, explicó.

Entre hilarantes y verídicas anécdotas, el caricaturista de La Jornada detalló cómo es que el PRI se ha especializado en materia de fraude electoral y la compra de votos; habló asimismo de esos delitos de Estado que permanecen impunes, de la cultura del tapado presidencial, de cómo irónicamente a los priístas se les puede acusar de ladrones, pero no de pendejos, de cómo se fraguaron los fraudes de las elecciones en 2000 y 2006; habló de las encuestas y los millones de pesos destinados a las campañas de descrédito contra Andrés Manuel López Obrador.

Elección de Estado

El Fisgón destacó cómo es que los maestros sirven de operadores electorales y cómo Elba Es-ther Gordillo tiene un partido de ese tipo de personas. Recordó que desde 2005, con el regreso del ex presidente Carlos Salinas a México, se empezó a estructurar la candidatura de Enrique Peña Nieto. Explicó también la forma en que el PRI empezó a organizar una elección de Estado.

El caricaturista también habló de las pifias de Peña Nieto, del surgimiento del movimiento YoSoy#132 y de la compra de votos en la reciente elección presidencial, en la que se han involucrado a la cadena de tiendas Soriana y el banco Monex.

Este es uno de los fraudes electorales más documentados en la historia de México. Todos lo vimos, afirmó El Fisgón. Lo que se tiene documentado, es que el PRI gastó, por lo menos, 4 mil 599 millones de pesos; siendo que el tope para la campaña es de 360 millones de pesos. Y la penalización por rebasar ese tope es la pérdida del registro del partido y la cancelación de la candidatura. Y el IFE hizo una transmutación biológica: se hizo pato y se hizo gïey.