Un chofer que nos llevó de una ciudad a otra en Estados Unidos me dijo que para trabajar allá caminó 20 kilómetros bajo un clima de tormento. A gente como esa es a la que cantamos en cada concierto. Nada más hay que pensar lo que es caminar en el desierto para después buscar un empleo que les dé dinero para enviarlo a sus familias en México, expresó en entrevista Cesáreo Sánchez, hijo del líder de los Cardenales de Nuevo León, durante la presentación de su nuevo material discográfico, titulado Desde el sur hasta el norte, número 39 de su carrera.

Cesáreo toca las percusiones y funge como el animador de este conjunto en cuya música predomina el estilo norteño tradicional, bajo la influencia de Los alegres de Terán y Los Tigres del Norte.

La charla se desarrolló en el Rodeo Santa Fe, donde convocaron y acudieron decenas de medios de comunicación que regularmente cubren las vicisitudes de la onda grupera en bailes que terminan tarde, en las madrugadas, tras consumir cada uno varios sixs de cerveza o de un alipús.

Los Cardenales de Nuevo León tienen una trayectoria de 20 años. En sus inicios tocaban en las cantinas de la Sultana del Norte, sólo bastaba la música de acordeón y bajo sexto para tocar noche tras noche y deleitar a los presentes. Su nuevo disco incluye 10 temas grabados bajo el sello Sabinas y Representaciones Remex Music. Su primer sencillo, De norte a sur, ya suena en estaciones de radio donde al éxito le llaman trancazo o tema perrón.

Lamentan clima de violencia

Cesáreo entró al grupo por orden de su padre, don Chayo, en 1983. Estar en Cardenales es una experiencia única y diario se aprende algo nuevo. Trabajar a lado de mi papá es algo emocionante. Lo difícil de esta carrera son las desveladas, las carreras para llegar al aeropuerto, las malpasadas en la comida. Aquí no duermes ni comes a tus horas. Ahora sí que te la pasas con pastillas, porque no duermes a tus horas, salvo cuando entre semana estás en la casa. No hay tiempo para flojear, porque del grupo dependen 40 familias. Son 34 las personas que nos ayudan a nosotros seis que integramos el grupo. Ellos mueven tres tráileres y cuatro autobuses. Para que todo salga a la perfección hay mucha disciplina entre todos nosotros.

Dijo que el feeling norteño ya se trae, porque es de corazón; la música norteña no se estudia, sale de forma natural. Hasta en la forma de tocar el instrumento.

Lamentó que por las circunstancias de violencia e inseguridad que privan en el país se hayan perdido algunas plazas y cancelado conciertos. Ni modo, tenemos que salir a buscar el trabajo, el pan de nuestro hogar. No podemos quedarnos en nuestra casa. Somos de Monterrey y nos cuidamos no saliendo a lugares donde no debemos. A los empresarios es a quienes les pedimos que nos den más seguridad, contratando más personal. Esa es tarea de nuestros representantes y es por el bien de nosotros y el público.

Afirmó que él no tiene miedo de presentarse en ningún lugar de México. “Donde nos contraten, vamos, porque primero nosotros nos dedicamos a esto y la gran mayoría de la gente va a oírnos, porque les gusta nuestra música. Es lamentable que estados como Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, que antes eran tranquilos, ahora sean sitios inseguros. Se descompuso todo y Dios quiera que vuelva a ser como antes, pero ya con todo solucionado. Pero lo que vemos es que ya se estan metiendo con la población civil y con los grupos musicales.

“Los que deben estar encerrados son los delincuentes, el narco, no nosotros, que tenemos que meternos temprano a nuestras casas, a encerrarnos. En las calles es donde podemos conseguir el pan.”

Sobre el título del disco, dijo que inmediatamente remite a los trabajadores migrantes: Yo veo en las noticias cómo desde Centroamérica llegan a México y se suben en ese tren que llaman la bestia. A los que llegan allá les llegamos a cantar en Estados Unidos, les hacemos un doble reconocimiento.