El ilustrador Racrufi (Raúl Cruz Figueroa), quien combina en imágenes la tradición maya y mexica con la exploración espacial y la tecnología, es uno de los invitados especiales de la Expo-TNT, encuentro que presentará hasta el 19 de agosto en el Centro de Convenciones de Tlaltelolco (Eje 2 Norte y Eje Central, en la ciudad de México) a historietistas mexicanos, como Jorge Break, actores de doblaje, grupos musicales con rolas inspiradas en dibujos animados japoneses, concursos de disfraces y actividades relacionadas con la cultural oriental.

Racrufi inició su carrera en 1983, haciendo dibujos para publicidad de fiestas de luz y sonido amenizadas con diyéis, y pasó a la ilustración comercial y editorial. Actualmente ilustra con acrílico y acuarela a guerreros prehispánicos que se despojan de sus armaduras de cuero para volverse robots o seres tecno-orgánicos, que recorren los despojos de una ciudad de México posapocalíptica.

Los temas mayas y aztecas llegaron a Racrufi como un reto a quien me dijera que hice una copia. Realicé entonces (1983) una efigie de Quetzalcóatl como las de Teotihuacán, pero con detalles y mecanismos con forma de nave espacial, y así hasta la fecha, dijo en entrevista.

Mi estilo lo mantengo desde hace muchos años. A todo niño le encanta dibujar, tiene la influencia de la televisión. A mí me tocó ver en la tele a Ultramán, las primeras caricaturas japonesas, mi papá me llevaba al cine, de ahí surgió mi gusto por la ilustración fantástica, señaló.

“Los primeros trabajos de arte fantástico que yo vi fueron de H.R. Giger, el autor de la imagen del monstruo en Alien, y de Boris Vallejo, a mediados de la década de 1980”, señaló. “Cuando acabé mis estudios en el Colegio de Bachilleres, no entré a una escuela de diseño, disciplina que en ese tiempo, a mediados de los años 80 ni se llamaba así, sino de ‘dibujo publicitario’ o ‘artes gráficas’.

Seguí mi instrucción en una escuela de esas patito que ya no existe, estaba en el Centro Histórico de la ciudad de México. Soy ante todo autodidacta, porque en esa escuela nomás me enseñaron que existían las pinturas Vinci, las crayolas y los lápices de colores, pero realmente en esos sitios no te enseñan nada, ni a dibujar. Sin embargo, estoy convencido de que estudiar en una escuela buena es muy importante, sostuvo.

De acuerdo con Racrufi, para ser un profesional del arte gráfico la instrucción no basta, es necesario que tu afición al dibujo no sea algo pasajero, sino una necesidad de todos los días. Ahora bien, la práctica es muy importante.

De los dibujos con plumilla sobre cartulina, Racrufi pasó al aerógrafo y hoy combina el arte digital con la pintura acrílica y la acuarela. La computadora me resulta una herramienta impresionante, que me encanta, aunque la uso poco para mi obra personal, indicó.