espetable público, integrantes de ¡Si nos dejan!, amigas y amigos.
Así como en esta puesta en escena se ofrece un ramillete de bellas e inolvidables melodías de los grandes compositores mexicanos, también podemos decir que Elenita Poniatowska trae la música por dentro. No expresa sus sentimientos con notas musicales ni letras de canciones sino con textos que nos muestran el país que somos y a los personajes que le han dado brillo y esplendor.
Y así como José Alfredo, Tomás Méndez, Cuco Sánchez, Chucho Monge, Manuel Esperón, Ernesto Cortázar, Juanga y Pepe Guízar compusieron canciones muy tristes, de desolación, igual Elenita nos ha brindado libros tristes, como La noche de Tlatelolco, donde nos recuerda la matanza del 2 de octubre, durante el gobierno de un personaje que no quiero mencionar aquí para no ensombrecer este homenaje. Igual es triste su libro sobre el temblor del 85 y la forma como murieron las costureras que trabajaban en edificios destartalados y en malas condiciones.
Pero la princesa Poniatowska también nos ha hablado en sus libros de amor y desesperanza, como en el que refiere las cartas que la pintora Angelina Beloff le enviara a Diego Rivera, uno de los grandes de la pintura. Ha combinado el amor con la tragedia y la lucha, como en su Tinísima, sobre la militante, musa y fotógrafa Tina Modotti. O la más reciente, sobre la gran pintora Leonora Carrington.
No le han faltado restos a la Poni, como le dicen muchos de sus amigos, para escribir bellos cuentos, como Lilus Kikus, el primero de su ya larga lista de creaciones. O los que recogen sus entrevistas con notables de las letras y la vida del espectáculo: desde Tongolele hasta María Victoria. En ellos, la princesita nos los muestra tal cual son, sin maquillaje, sin copete, en purititos cueros.
Ha tenido tiempo, además, para contarnos la vida de los pobres, como la Jesusa Palancares de Hasta no verte Jesús mío, a la que la revolución nunca le hizo justicia.
En fin, es hora de ir a comer, y por eso quiero terminar diciendo que, por su fino oído, por saber escuchar a la gente, si le hubiera dado por hacer canciones Elenita figuraría ahora al lado de María Grever, la de Júrame. De Consuelito Velásquez, la de Amar y vivir, Que seas feliz y Bésame mucho. De Ema Elena Valdelamar, la de Mil besos, Cheque en blanco y Mucho corazón.
Como estas canciones, que refrendan internacionalmente la calidad de nuestra música, los libros de Elenita le han dado muchas medallas de oro a México en el campo de la cultura y las artes.
Gracias a la compañía de ¡Si nos dejan! por este homenaje a una de las más célebres escritoras de México, a la incansable luchadora social, a la amiga insustituible.
Texto leído por el autor en el homenaje a Elena Poniatowska por sus 80 años, el domingo pasado, que recibió de la producción y el elenco del musical ¡Si nos dejan!