Santiago, 14 de agosto. La dirigente universitaria Camila Vallejo calificó hoy de regresivo el ajuste tributario sancionado por el Congreso el pasado día 8, que permitirá que las grandes empresas sigan exentas de impuestos y pretende financiar una supuesta reforma educacional que mantiene la lógica mercantil, privatizadora y segregadora del sistema educacional actual.

Al mismo tiempo, el ministro de Educación de Chile, Harald Beyer, apoyó la supresión de becas a los estudiantes de secundaria que participen en las tomas de centros escolares, en una amenaza que marcó un endurecimiento del gobierno del presidente Sebastián Piñera.

El proyecto tributario, muy cuestionado por amplia mayoría en el país, según Vallejo, fue aprobado por la derecha gracias a sectores de la concertación e independientes, tuvo el primer triunfo en sacar adelante este proyecto que constituye un engaño para la sociedad chilena, indicó la líder estudiantil en una carta publicada en su blog.

Vallejo, quien por primera vez aludió al Partido Comunista (PC), sostuvo que la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile recibió una carta firmada por los jefes de bancada de seis partidos de la oposición (que incluye al PC).

En la misiva, los políticos respondieron a los estudiantes de Chile que sus bancadas apoyan irrestrictamente la carta entregada por las organizaciones estudiantiles el 28 de junio, en la que el primer punto era un llamado a rechazar el ajuste tributario”.

Camila Vallejo se preguntó: ¿Cómo esperan los actores políticos recuperar la credibilidad si en menos de 24 horas de suscribir un acuerdo le dan la espalda al primer punto planteado?

Pero matizó: es preciso ser rigurosos y no meter a todos en el mismo saco. Muchos diputados evidenciaban una real frustración por no poder impedir que la derecha siga con su agenda privatizadora y regresiva. Pero al final del día, siempre son cuatro o cinco votos los que marcan la diferencia y terminan dándole la razón al mismo sector político.

La dirigente explicó que “Chile ya tuvo un dictador (Augusto Pinochet Ugarte) que se empecinó en desprestigiar la política como estrategia para entregárselo todo al mercado. El sistema político debe relegitimarse, concluyó