El grillo, de la quebequense Suzanne de Lebeau, se escenifica en la sala Xavier Villaurrutia
El montaje, dirigido a niños de cuatro años en adelante, muestra que la inmensidad tiene un doble que los hombres llaman eternidad
, explica la directora Sandra Noëlle Rosales Depraz
Sábado 11 de agosto de 2012, p. a12
La pequeña dimensión de los personajes, objetos y escenografías que se utilizan en el denominado teatro de papel permiten apreciar la grandeza de lo simple y lo extraordinario que subyace en las cosas cotidianas, como puede ser el vuelo de un pájaro, el caminar de las hormigas, la caída de una hoja, la salida del sol o el encuentro de un niño con un grillo de campo, como ocurre en el montaje El grillo, obra escrita por Suzanne de Lebeau, que con adaptación y dirección de Sandra Noëlle Rosales Depraz, se presenta en la sala Xavier Villaurrutia.
Dirigida a niñas y niños de cuatro años en adelante, El grillo narra una historia en la cual se descubre que la vida puede ser muy frágil, que en ocasiones es suficiente un momento de intensidad para detener el tiempo
.
Se trata de una obra poco conocida en México, de la dramaturga quebequense Suzanne de Lebeau, de la que todavía no se publica la versión en español, comentó Rosales Depraz, quien también hizo la traducción.
La obra original es un texto narrativo muy poético que fue adaptado a manera de diálogo. En El grillo se cuenta la historia de Teo, un inquieto niño de ojos azules de seis años, que en su soledad rompe con su rutina diaria: no hace caso de las campanadas que le recuerdan el deber de regresar a casa, donde lo espera su madre; en vez de ello se tira panza arriba, en medio del inmenso campo donde vive.
Al andar del niño Teo
Como si el verano se hubiera detenido en torno suyo, la curiosidad de Teo lo llevará a vivir y disfrutar de un día muy hermoso. Recordará el olor de la lluvia, sabrá qué es la paciencia a través de la historia del diamante, que antes fue un negro pedazo de carbón por el que tuvieron que pasar cientos de años para finalmente llegar a ser bello.
Pero Teo, como es un niño pequeño, a pesar de su anhelo de paciencia, lo mismo tiene gran pasión por las canicas.
Con el tiempo palpitándole en el pecho, Teo se divierte con las aves y las hormigas. Tiene el oído atento a la vida del campo para él inmensa y desconocida.
En su andar Teo se hará amigo de un verde y hermoso grillo. Juntos comparten y disfrutan de aquel hermoso día de verano. Descubrirán que la inmensidad tiene un doble que los hombres llaman eternidad
.
Teo, al tiempo que aprecia la plenitud y la felicidad, también descubrirá que la vida, en este caso del pequeño animalito, puede ser muy frágil, que la muerte está ahí, silenciosa y fría. Descubrirá en su emoción e inocencia, que la eternidad no es otra cosa que unos segundos en la cavidad de la mano
.
Para el montaje, un grupo de creadores trabajó durante varios meses en la realización artesanal de los personajes en papel o madera, así como de los animales y objetos creados mediante la técnica del origami, además de la escenografía y multimedia, todo a escala, lo que permite apreciar la práctica contemporánea del teatro de papel.
Con las interpretaciones de las actrices Sandra Rosales y Lorena Bojórquez, para el montaje se integraron canciones y música original y las ilustraciones que se aprecian están inspiradas en la estética pictórica de René Magritte.
Con un equipo creativo integrado por Ismael Carrasco, Raúl V. Chagoyán, Salvador Sánchez, Pablo Silva, Ismael Gachus, Vanesa Quintanilla, Antonio Garduño, Dolores Rosales, Largo Alcance Producciones y el apoyo de la Compañía Carretera 45 Teatro, la obra El grillo se presenta sábados y domingos a las 13 horas en la sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte, estación Auditorio del Metro).