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65 Festival de Locarno

Gotas de lluvia... y de mal cine
L

ocarno, 6 de agosto. El temporal se ha dejado venir desde el fin de semana y en estos tres días las actividades del festival han estado bañadas por lluvias torrenciales y tormentas eléctricas. Sin embargo, es lo común para la temporada en esta región y tanto los lugareños como los asistentes al festival están acostumbrados. Todo sigue igual, hasta las funciones al aire libre de la Piazza Grande (la película en cuestión también se proyecta a la misma hora en el auditorio FEVI, para espíritus menos aventureros).

Esa cuota de masoquismo también explica por qué la gente ve sin quejarse varias funciones al día en espacios amueblados con incómodas sillas de plástico, entre ellas la Piazza y el FEVI mismos, además de otras salas de menor tamaño. Sin los descansabrazos ni el asiento acojinado de las butacas normales de cine, el ritual de ver una película implica una forzosa visita posterior al consultorio de un quiropráctico.

El mal tiempo ha ido al parejo con el empeoramiento de la oferta cinematográfica en la competencia. Padroni di casa (Los dueños de casa), de Edoardo Gabriellinni, es una especie de variante italiana del clásico Perros de paja (1971), de Sam Peckinpah que, tras ser vilipendiada en su momento, es ahora un punto de referencia para historias sobre los rencores que surgen entre propios y extraños, patrones y empleados, todo envuelto en el sentido de propiedad (sea de terreno o de personas) y una derivación inevitable a la violencia. No sólo está el inútil remake perpetrado por Rod Lurie el año pasado, sino también versiones libres como Fri os fra det onde (2009), del danés Ole Bornedal, y ahora la cinta de Gabriellinni.

El realizador establece con habilidad las líneas de tensión de su relato. Un par de hermanos romanos (Valerio Mastandrea, Elio Germano) son contratados por un famoso cantante (Gianni Morandi), ya retirado, para reconstruir una parte de su villa en los Apeninos. Los dos fuereños se encargan de contrariar a los agresivos locales, aficionados a la cacería furtiva. Uno de los hermanos incluso le baja la novia al hijo de uno de los influyentes. Vaya, todos los elementos están plantados para el baño de sangre. Sin embargo, cuando se desatan las hostilidades, Gabriellinni apresura las acciones como si estuviera obligado a un limitado metraje. Así, Padroni de la casa no aborda, como se supone, el sinsentido de la violencia, sino el sentido del argumento entero.

Un poco más curiosa pero igual de predecible es la estadunidense (independiente, claro) Starlet, de Sean Baker, que contesta la urgente pregunta ¿qué hacen las actrices porno en sus ratos libres? Resulta que Jane –o Tess, su nom de porn– (Dree Hemingway) es una rubia tontita pero de buen corazón que, sin querer, se hace de 10 mil dólares. La necesidad del dinero se antepone a la ética de devolverlos a su dueña, Sadie (Besedka Johnson), viuda anciana y solitaria; para compensar, la joven insiste en ofrecerle su amistad y sus servicios de chofer y compañera de bingo en lo que se convierte en un acoso de la pobre mujer.

La diferencia con un producto hollywoodense sensiblero y superficial –e interpretada, digamos, por Emma Stone y Susan Sarandon– es lo poco profesional del asunto. El guión se siente improvisado. Las actuaciones son dignas, en verdad, de un video porno (hay incluso una escena discreta de sexo hardcore). La fotografía digital no parece ser de alta definición. Pero a pesar de todo, la peliculita ostenta una sinceridad o, al menos, una apariencia de que los responsables creían en su proyecto, que la redime. Al menos, un gran número de colegas se la tragaron y aplaudieron mucho al final de su pase de prensa. O tal vez sólo estaban agradeciendo que los hubiera guarecido de la lluvia por un par de horas.

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A tesis del CCC, el Carte Blanche

Hoy en la noche se dio a conocer el proyecto ganador del premio Carte Blanche. Se trata de Las lágrimas, dirigida por Pablo Delgado Sánchez y producida por Guillermo Ortiz Pichardo. De 65 minutos de duración, el largometraje fue seleccionado entre otros seis proyectos de cineastas mexicanos en posproducción.

Para ello, se transportó a las delegaciones completas de las iniciativas Carte Blanche y Open Doors (dedicada éste al cine africano) a la ciudad aledaña de Bellinzona. Ahí, en una ceremonia informal realizada en el interior del Castelgrande, uno de los tres castillos medievales que caracterizan a esa región del Ticino suizo, la representante del jurado, Alejandra Paulín, directora del Mercado del Cine del Festival Internacional de Cine de Guadalajara dio a conocer a la ganadora. Las lágrimas es la tesis de Delgado Sánchez para graduarse en la especialización de dirección del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Pertenece a la generación apodada Los Chuchos.

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Twitter: @walyder