racias a Brigita Anguiano y al director del Museo Nacional de Arte (Munal), Miguel Fernández Félix, se configuró una reveladora muestra del pintor Raúl Anguiano, destacable porque difiere de otras exposiciones temporales no tan recientes de las que fue objeto el maestro jalisciense, tanto en vida como en forma póstuma.
Las obras que la integran son relevantes, sobre todo desde el ángulo histórico y denotan lo siguiente: Anguiano fue adicto al mismo tiempo al llamado Realismo Social (arte de mensaje) y, por tanto, a los parámaetros, pongamos por caso, de los muralistas de la primera generación y después a los del Taller de Gráfica Popular, al tiempo que prestaba atención y comulgaba con las vanguardias y con los integrantes de Contemporáneos. Es adecuado que la muestra guarde vigencia temporal con la de los surrealismos, porque hay aquí varias venas iconográficas comunes. Desde mi punto de vista se caracteriza –primordialmente– por la calidad dibujística de varias piezas.
Como ejemplo iconográfico contrastante cabe mencionar el cartel litográfico antifascista Salvemos al mundo (1939) con la consabida consigna marxista. ¡Proletarios de todos los países uníos!, rubricada por el Partido Comunista Mexicano, fundado en 1919, el cual tuvo épocas en las que estuvo vetado. Sin que por ello la ideología marxista pasara a segundo término.
La radicalidad de este trabajo y su contexto histórico se combinan con otros intereses simultáneos del artista, por ejemplo con el dibujo de 1937 titulado El pedestal del sueño.
Sobre este y otros puede aventurarse lo siguiente: los dibujos que tienen como tema procesos oníricos no son en forma alguna reproducciones o representaciones de sueños. Se arman de transposiciones, elementos formales que pueden ser totalmente realistas
, y ambientaciones fantaseadas tipo asociación libre que el autor concretó al recordar un sueño, o bien las formuló teniendo en cuenta lo que se sabe sobre lo onírico, pero no hay una pantalla interior
que permita reproducir directamente la iconografía sobre el tema, por más que se insista en ello, de modo que tanto este dibujo como el llamado Secuencia onírica, son productos fabricados que aluden a los desplazamientos y a condensación característicos de lo que Freud denominó trabajo onírico
. No son representaciones de sueños, son analogías, si acaso.
Propongo aquí un un ejemplo tomado de mi propia experiencia. Soñé que transitaba en un coche viejo, conducido por alguien no identificable. Junto a mí, en el asiento trasero estaba mi colega Jorge Alberto Manrique. Él, con parsimonia, me mostraba una pequeña pelota de goma de color rojo tezontle, en un hemisferio tenía grabada la imagen de la Virgen de Guadalupe. Transitábamos por un terreno árido, pedregoso y polvoso. Esos son los elementos icnográficos del sueño recordados con nitidez al despertar. Se conservaron porque se anotaron. Claro está que pueden dibujarse, pero no entregan la filmación
del sueño. El contenido básico es recuperable, pero la dinámica interior
se pierde irremisiblemente, aunque el sueño haya sido hiperrrealista
.
Entre los dibujos surrealistas de Anguiano que pueden apreciarse están fantasías como Aparición, 1939 y Aparición II, 1969. El primero puede tener que ver, en efecto, con una fisonomía dual que soñó el pintor mientras dormía y la fabricó después en el dibujo aludido. El segundo es una versión mucho más tardía que deriva directamente del primero. Los elementos son prácticamente los mismos.
En contraste, sus Figuras mitológicas, 1937, se inspiran en el Guernica de Picasso, que fue efectuado ese año, en tanto que Escalera al infinito, 1937 es un poco kandinskiano. En cambio La Llorona,un gouache de 1938, traspone elementos de la conocida leyenda y puede relacionársele con el óleo Volviendo a la tierra, que ofrece la figura de una mujer descabezada sosteniendo en las manos su propia cabeza. Esta iconografía tal vez proviene del santoral cristiano, en el que hay por lo menos un mártir descabezado que camina.
El crítico de arte James Oles, anota que por supuesto los paralelos visuales y conceptuales (de Anguiano en varios de estos dibujos) podrían indicar simplemente fuentes comunes de inspiración
. Señaladamente Picasso, Dalí y De Chirico. No puede negarse su interés por el surrealismo, que pudo conocer mediante múltiples ilustraciones publicadas en revistas y simultáneamente por el contacto directo con otros artistas, algunos de ellos estadunidenses, como Goldstein y Reuben Kadish (1913-1992) que visitaron esta ciudad antes de pintar un mural en Morelia, como especifica Oles en Walls to Paint On
, artículo del Burlington Magazine, que implica asimismo a una figura tan importante como Philip Guston (1913-1980). El mural, de tónica antifascista es The Strugle Against Terror. Ojalá se conserve bien.