Eran diplomáticos y fueron vistos por sobrevivientes en Orletti, sede de Operación Cóndor
Fue secuestrado junto con otro compatriota el 9 de agosto de 1976 cerca de la embajada de la isla en Buenos Aires
Viernes 3 de agosto de 2012, p. 26
Buenos Aires, 2 de agosto. A pocos días del 36 aniversario de su desaparición fueron identificados los restos de Crescencio Galañega Hernández, diplomático cubano, secuestrado junto a Jesús Cejas Arias, también funcionario de la embajada de Cuba y quienes fueron vistos por algunos sobrevivientes en su paso por el Centro Clandestino de Detención Automotores Orletti, sede de la Operación Cóndor, coordinadora criminal de las dictaduras del Cono Sur en los años 70-80.
Ambos jóvenes fueron secuestrados el 9 de agosto de 1976 en el barrio de Belgrano a escasa distancia de la sede diplomática que fue víctima de varios atentados durante la pasada dictadura (1976-1983).
Desde el mismo día del golpe militar del 24 de marzo de 1976 la embajada cubana fue rodeada por militares, y hubo diversos tipos de hostigamientos y amenazas . Pero lo más grave es que -además de los dos diplomáticos fueron secuestrados y desaparecidos empleados argentinos de esa misión.
Los restos de Galañega fueron encontrados el pasado 11 de junio en un barril forrado con cemento en San Fernando.
En una zona cercana a este lugar en la misma jurisdicción de San Fernando en 1976 fueron encontrados durante un dragado en el río otros toneles con cuerpos, que fueron enterrados como NN y luego en 1989 desenterrados, dos de los cuales fueron identificados por el Equipo de Antropología Forense (EAF). Eran los restos de Ana María del Carmen Pérez, embarazada de nueve meses, asesinada con su hijo mediante varios disparos en el vientre y también el joven Marcelo Gelman, hijo del poeta argentino Juan Gelman y su primera esposa Bertha.
En ambos casos habían sido víctimas de terribles torturas, antes de ser asesinados y colocados sus cuerpos en toneles de unos 200 litros, también llenos de cemento.
Los datos señalan que habrían sido arrojados en octubre de 1976. Ambos habían pasado por el infierno de Orletti, sede de la Operación Cóndor -coordinadora de las dictaduras del Cono Sur en los años70- en Buenos Aires.
La noticia de la identificación se conoció hoy a través del informe de una fuente judicial a Página 12. La periodista Victoria Ginzberg -hija de desaparecidos- relata que los restos fueron hallados por un grupo de niños que cazaban roedores en el lugar, en un predio frente al aeródromo de San Fernando. El tonel estaba roto y oxidado y los niños pudieron ver huesos adentro y llamaron a la policía, que descubrió otros dos toneles más.
También se estima que puedan aparecer otros restos en el lugar. Los miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense, que en general da estas noticias, después de que se haya informado a los familiares de las víctimas, aún no han hecho declaraciones hasta esta noche.
Ahora el expediente será llevado al juzgado del juez Daniel Rafecas, quien investiga a los responsables de los delitos de lesa humanidad cometidos en Orletti.
El caso de los dos diplomáticos cubanos fue incluido en el primer juicio que condenó a varios de los responsables de los crímenes cometidos en el lugar adonde llegaban los integrantes de Cóndor de los distintos países, como es el caso del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas de Uruguay, en general encabezados por los militares uruguayos José Nino Gavazzo (detenido en su país) y Manuel Cordero (detenido en Argentina).
Un aporte importante lo hizo el general Manuel Contreras jefe de la policía política del dictador chileno Augusto Pinochet, quien ante su detención en Chile y enojado con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a la que adjudicó responsabilidad en las dictaduras, dijo a la prensa en su país en 1996- y luego a la jueza argentina María Servini de Cubría- que pasaron rumbo a Buenos Aires el agente de la CIA y de la inteligencia chilena Michael Townley y Guillermo Novo Sampol, integrante de los grupos terroristas cubanos de Miami, para interrogar a los funcionarios de Cuba secuestrados en Argentina.
Novo Sampol fue uno de los asesinos que activó la bomba que mató a Orlando Letelier ex ministro del presidente Salvador Allende y a su secretaria estadunidense Ronni Moffitt a fines de septiembre de 1976. Contreras no dudó en señalar que estos habían participado en la tortura y el asesinato de ambos.
Esto grupos organizados en la Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (Coru) a instancias del ex presidente de Estados Unidos George Bush cuando era jefe de la CIA en 1976 , colaboraron con todas las dictaduras del Cono Sur, y especialmente en la Operación Cóndor.
También se habían responsabilizado por el atentado fallido contra el embajador de Cuba en Argentina Emilio Aragonés, en agosto de 1975.
Desde septiembre de ese año comenzó la persecución a personas ligadas y o que trabajaban en la embajada de Cuba, pero en 1976 , desde el mismo 24 de marzo varios trabajadores de esa misión fueron secuestrados, allanadas sus casas, robados. Varios de ellos entre están desaparecidos,
La embajada de Cuba fue víctima de una persecución constante y las investigaciones como las que realiza el profesor y jurista cubano José Luis Méndez Méndez han demostrado la participación permanente de esos grupos terroristas, bajo diversos nombres y fachadas con la dictadura argentina Y otras.
El reconocimiento judicial del secuestro y desaparición de Galañena Hernández y Cejas Arias, en el juicio de Orletti llevó a la condena del general retirado Rodolfo Cabanillas y de varios temibles agentes como Raúl Guglielminetti, Eduardo Alfredo Ruffo y Honorio Carlos Martínez Ruiz.
Nuevas informaciones que han llegado a la fiscalía y los testimonios de los sobrevivientes, demuestran que este juicio es la punta del iceberg. Hay mucho más que investigar en este caso y especialmente en la Operación Cóndor.
La justicia aún no ha llegado a uno de los grandes nidos de Cóndor en Miami y en la propia sede de la CIA. Aún permenecen libres en las calles, muchos de los responsables de crímenes no sólo contra Cuba, sino contra América Latina, como se ha demostrado. Esa impunidad atrasa a la justicia y prolonga la tragedia de las familias de laa víctimas.