n un estudio muy interesante del Ipsos MORI Social Research Institute, se entrevistó a poblaciones de 24 países en el mundo, agrupados en seis regiones, para conocer sus percepciones sobre los migrantes. Una de estas preguntas fue si sienten que la migración se incrementó demasiado en sus países en los recientes cinco años, si la migración ha hecho más difícil encontrar trabajo y si creen que ha tenido impactos negativos en su economía nacional.
Llama la atención que los que se muestran más negativos en relación con ella son aquellos que presentan los más bajos porcentajes de migrantes como parte de su población en el año 2010: Asia (1.5%) Latinoamérica y Caribe (1.3%) África (1.9%). Sobre todo si comparamos con Europa (9.5%), Norteamérica (14.2%), o con Oceanía (16.8%). Regiones estas últimas que también tienen la percepción del incremento extraordinario de migrantes, aunque los datos parecerían darles la razón, pero presentan los mismos sentimientos negativos hacia los migrantes. Para esas poblaciones, sobre todo en los países desarrollados, la migración es negativa, porque ejerce una tremenda presión sobre los servicios públicos, como transporte, educación, salud, etcétera. Sin embargo, estan bastante divididos cuando se habla de los beneficios culturales y económicos de la migración. Llama la atención que tanto Europa como el Medio Oriente y África son los más negativos en estos aspectos, así como cuando se les pregunta si consideran que los migrantes hacen del país un lugar más interesante para vivir. Es de destacar el hecho de que prácticamente todas las regiones, exceptuando Latinoamérica, están de acuerdo en que la migración debe ser selectiva, enfatizando en la de alta calificación, para que complemente las carencias que se presentan en ciertas profesiones en sus mercados laborales.
Subrayo un caso que me parece muy relevante y que, en el mismo estudio, se menciona como atípico, y es Suecia.
Suecia tiene el mismo stock de migrantes como parte de su población que Estados Unidos: 14.1%, que proviene de muy diversos países. Sin embargo, no se pueden constatar cuáles son, pues las autoridades suecas no basan sus censos en la etnicidad, lo cual resulta de entrada algo muy importante, pues sabemos que no es el comportamiento usual de los países en el mundo. Pero de acuerdo con Eurostat, los países de los migrantes son principalmente Irak, Irán, Turquía, Somalia, los chilenos asilados en la época de la dictadura de Pinochet, los kurdos y otros. Y las respuestas que dieron a lo largo del estudio también llaman la atención pues, por un lado, una parte importante de esa población no piensa que la migración haya crecido extraordinariamente, ni está catalogada como una de sus preocupaciones en el conjunto de las dificultades del país. Es interesante que, una parte importante de suecos no perciben que los migrantes hayan tenido ni un impacto económico negativo, ni un peso sobre sus servicios públicos, ni que por culpa de ellos hayan tenido mayores dificultades para encontrar trabajo. Por otro lado, consideran que la migración no debe ser selectiva hacia aquellos de alta calificación. Y resulta sumamente interesante que ante la pregunta de si creen que la migración ha hecho de su país un lugar más interesante, la respuesta, atípica como señala el estudio en relación con el resto de los países europeos entrevistados, fue mayoritariamente que sí.
Suecia es el primer país que mejor acoge a los refugiados, de acuerdo con el reportaje de Rikksdag y Departaments, medio de prensa adscrita al parlamento sueco. De acuerdo con el índice de políticas de integración de inmigrantes (MIPEX), Suecia calificó con 83 puntos sobre 100. Este informe, presentado en febrero de 2011 por la Comisión Europea en Bruselas, comprende a 31 países de Europa y América del Norte, teniendo en cuenta 148 indicadores analizados por especialistas e instituciones independientes. Portugal, seguido por Canadá, Finlandia y Noruega, se sitúa en segundo lugar en la integración de inmigrantes en el mercado de trabajo y en cuarto lugar en el acceso a la educación, que también lidera Suecia.
Como puede observarse, hay una enorme disparidad entre las regiones y no parece existir ninguna lógica de comportamiento en relación con las percepciones sobre los migrantes. Sin embargo, hay que encontrársela, pues resulta de enorme importancia comprender las consideraciones que sustentan las diferencias para poder acercarnos a la posibilidad de instrumentar políticas públicas de convivencia humana y de respeto a los derechos humanos.
Suecia parece ser el camino que se debe seguir para alcanzar estos objetivos.