Milán. El reciente anuncio del descubrimiento de 100 dibujos del periodo juvenil de Caravaggio (1571–1610) perteneciente a su etapa de formación en el taller del pintor manierista Simone Peterzano (discípulo de Tiziano), en Milán, y su estima por 700 millones de euros, levantó una polvareda en el ambiente académico italiano, que se ha expresado con críticas severas, oponiéndose con vehemencia a aquello que considera al unísono como un auténtico flop.

Encontrar un solo dibujo de un periodo tan oscuro y poco conocido del artista sería en sí mismo un hallazgo; pensar en 100 ¿un delirio? Los responsables Maurizio Bernardelli Curuz y Adriana Conconi Fedrigolli lo anuncian en un comunicado de prensa como “una auténtica revolución del ‘sistema Merisi’, uno de los mayores y articulados descubrimientos en el campo de la historia del arte y de la cultura”.

La hipérbole ha sido el aglutinante en la operación, todo es llamativo, empezando por el lenguaje, el uso mediático concebido en una dimensión internacional con la exclusiva a la Ansa –la mayor agencia de noticias italiana–, que divulgó por primera vez la noticia el pasado 5 de julio. A ello se enlaza la creación de un sitio (www.giovanecaravaggio.it) en ocho idiomas, incluso chino y ruso, que profundiza y explica el descubrimiento por medio de una variedad de material multimedia, así como la venta de un e-book manejado por Amazon: dos volúmenes de 600 páginas a un costo de 13.82 euros cada uno, donde aparecen las imágenes de los dibujos puestas en comparación con las obras posteriores del artista.

En efecto, el corazón del estudio se basa en un método comparativo entre los dibujos juveniles y obras del periodo maduro, que por su semejanza intentan comprobar la evidencia autógrafa absoluta.

¿Cuál ha sido la metodología de investigación compleja y articulada, y la planeación sistemática y científica que se anunció?

En una entrevista en la página de la Ansa, Bernardelli explica: “En el pasado se había buscado en los dibujos en cuestión a Peterzano y no a Caravaggio, pero hemos demostrado un ductus completamente distinto. El descubrimiento, por tanto, consiste en relacionar ambos momentos: juventud-madurez. Sostenemos que Caravaggio partió a Roma con una maleta mental o material donde estaban todos estos bocetos que eran cabezas de carácter. Esto comporta una revisión respecto del estudio de las técnicas que será incluido en un tercer tomo”.

Los estudiosos han llegado a tal conclusión al revisar el material de cuatro sedes distintas: un museo, una iglesia, una academia de arte y sobre todo un archivo: el Fondo Peterzano, propiedad del municipio de Milán desde 1924, ubicado en el Castillo Sforzesco, y por tanto plenamente accesible al público, el cual contiene un total de mil 378 dibujos de Peterzano y su taller.

El amor victorioso, de 1602

Incongruencias

Es un error decir que se trata de dibujos nunca antes vistos, como se ha anunciado, puesto que los dibujos han estado siempre al alcance de todos. El delicado y complejo estudio comparativo se hizo a través de imágenes en baja resolución en formato jpeg (por sus siglas en inglés) que el archivo envió en un cedé en mayo de 2011, a petición de Conconi por motivos de estudio.

En el archivo no existe registro alguno de la presencia física de los dos investigadores. Al respecto, Bernardelli justifica haber visitado el archivo fuera del horario de apertura, acompañados por otras personas.

Ahora la fiscalía del ayuntamiento evalúa una denunica por aprovechamiento impropio de los derechos de imagen del Fondo Peterzano por falta de autorización para la publicación de los dibujos.

Opinión

El historiador del arte, curador, y escritor Alessandro Morandotti, especialista en el arte del siglo XVII y XVIII, expone su opinión a La Jornada: “El caso en cuestión es un falso descubrimiento. Caravaggio trabajó con Peterzano de entre los 13 y los 16 años; las semejanzas propuestas por los estudiosos se relacionan con obras que el artista realiza al menos 15 años después en Roma, lo cual enciende una señal de alarma, puesto que si estos dibujos fueran realmente del artista joven, no sería una obra personal, sino copias de cuadros o frescos de Peterzano, tal como sucedía con Leonardo da Vinci durante su estancia de aprendizaje con Verrocchio.

“Es absurdo pensar que un artista pueda hacer bocetos con tal anterioridad respecto de sus obras maduras. No puede encontrarse una relación tal, como si los dibujos fueran preparatorios a las obras: es una hipótesis inadmisible.

Se sabe además que Caravaggio no dibujaba bocetos, sino con modelo al natural y grabando directamente sobre la tela. Es, por tanto, una hipótesis insustancial que no sigue una coherencia filológica, sino parece más bien ligada al mito de Caravaggio y a la necesidad de decir siempre algo nuevo sobre el artista. Es una reconstrucción carente de la capacidad crítica necesaria para ser creíble.