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Reconoce que 101 mil aspirantes provienen de ciclos anteriores de uno y hasta ocho años atrás

Los 16 mil jóvenes que no fueron aceptados ya no estudiarán: Tuirán

Durante los sexenios de De la Madrid y Salinas la cobertura de la educación superior atravesó por una crisis porque no creció y esto explica el fenómeno de los rechazados, dice en entrevista

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En lugar de que México tenga hoy una cobertura de 50 por ciento, por encima de la media latinoamericana, en septiembre apenas tendrá una tasa de 35 por ciento, dice el subsecretario de Educación SuperiorFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de julio de 2012, p. 38

El subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán, afirma que durante los sexenios de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari la cobertura de la educación superior atravesó por una crisis porque no creció, hecho que, en parte, explica el fenómeno de los jóvenes rechazados. De 111 mil 765 egresados del reciente ciclo escolar que presentaron su examen en la zona metropolitana de la ciudad de México (ZMCM), 15 por ciento, esto es, alrededor de 16 mil, dejarán de estudiar definitivamente al no ser aceptados, lo cual es una pérdida que debemos de reconocer.

Por primera vez, el funcionario precisa que más de 101 mil jóvenes que demandan un sitio en las principales universidades de la ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Puebla provienen de ciclos anteriores que van desde uno hasta ocho años atrás.

En entrevista con La Jornada, Rodolfo Tuirán reconoce que esta administración no ha logrado superar la cifra récord de incremento de la matrícula que data de 1997 –durante la gestión de Ernesto Zedillo- cuando el número de estudiantes del nivel profesional aumentó de un año a otro en 261 mil. Lo más que hemos podido llegar es a 210 mil de un año a otro.

En cinco años de esta gestión, la matrícula se ha incrementado en 750 mil alumnos. En el ciclo escolar 2011-2012, el egreso del bachillerato escolarizado fue de 936 mil 258 estudiantes y el ingreso a educación superior escolarizada se situó en 791 mil 363 alumnos. Añade que los egresados de media superior que no entran a la universidad empiezan a trabajar o posponen su ingreso al mercado laboral o no se emplean y permanecen inactivos. A estos últimos se les ha llamado ninis.

Doctor en sociología por la Universidad de Texas y ex profesor investigador de El Colegio de México, considera que el fenómeno de los rechazados no es un problema de falta de capacidad del sistema educativo para absorber a esos jóvenes, sino de que “ninguna institución en el mundo está diseñada para captar a todos los que desean ingresar ahí. No hay, no hay, insiste.

Desde su óptica, el problema de los estudiantes excluidos de educación superior obedece a cinco factores clave. Uno es el rezago ocurrido entre 1982 y 1996, cuando la tasa de cobertura se mantuvo –a lo largo de las administraciones de De la Madrid y Salinas– entre 14 y 15 por ciento de la población en edad de cursar estudios universitarios.

Ese retraso se arrastra hasta hoy. En lugar de que México tenga una cobertura de 50 por ciento –por encima de la media latinoamericana–, en septiembre próximo apenas tendrá una tasa de 35 por ciento. Esto, mientras en Argentina, 70 por ciento de los alumnos en edad de estudiar acuden a la universidad; en Chile, la cifra es de 60 por ciento.

También, indica, hay otras fuerzas que determinan esta problemática como es la determinación de una gran mayoría de alumnos de ingresar a las principales instituciones de prestigio –Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Instituto Politécnico Nacional (IPN), Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)– y a las casas de estudio más representantivas de las entidades. A ello, se suma la presión demográfica, esto es, que hemos llegado al periodo en el cual el grupo en edad de cursar estudios universitarios alcanza su máximo, así como el llamado bono salarial, que se traduce en que quienes cuentan con licenciatura obtienen una percepción 75 por ciento superior en comparación con los que sólo tienen bachillerato.

La presión de las generaciones anteriores

En años recientes, explica, se ha convertido en una práctica que los egresados de generaciones anteriores demanden un sitio en educación superior.

Esto, aclara, se ha vuelto un fenómeno de la ZMCM, donde 60 por ciento de la demanda proviene de los recién egresados y 40 por ciento –que representan 77 mil 869– de las generaciones anteriores.

Con base en una encuesta de la subsecretaría a su cargo, que se propuso conocer qué harán los jóvenes de la ZMCM en caso de no ser aceptados en la universidad, refiere que 75 por ciento de ellos responde que buscará la misma carrera en otra institución, ya sea pública o particular, o una distinta profesión en otro centro de estudios.

Señala que 10 por ciento dejará de estudiar y lo intentará el año siguiente, porque no le interesa entrar a una institución que no sea la UNAM, el IPN o la UAM, y 15 por ciento dejará de estudiar definitivamente. Estos últimos, dice, significan una pérdida dolorosa desde el punto de vista personal, familiar, institucional y social, no tengo la menor duda.

Sin embargo, acota, en la ZMCM el sistema tiene capacidad de absorber a cerca de 200 mil alumnos cada año en educación superior. Anualmente, egresan de bachillerato 175 mil alumnos en la ciudad de México, de los cuales 30 por ciento, esto es, 52 mil 500, ya no quiere continuar sus estudios y 70 por ciento, es decir, 122 mil 500, desea seguir al nivel superior.

Recuerda que en la ZMCM hay 417 instituciones de educación profesional, de las cuales 100 son públicas y, por otro lado, la Secretaría de Educación Pública (SEP) está en la posibilidad de abrir 30 mil, 40 mil o los espacios que sean necesarios en la Universidad Abierta y a Distancia, misma que tiene ahora 50 mil estudiantes regulares, pero cuya plataforma puede ser utilizada por 125 mil.

Para atender a estos jóvenes que no lograron un espacio, Tuirán anuncia una estrategia que consiste en la realización de una Feria de oportunidades educativas que se realizará 3, 4 y 5 de agosto en el World Trade Center; en el incremento de becas, el lanzamiento de una convocatoria en los próximos días para alentar a los alumnos a acercarse a otras opciones y la disponibilidad en una página de Internet para encontrar alternativas, tanto en escuelas públicas como privadas.

–¿Por qué un estudiante tiene que ir a una universidad que no quiere? –se le pregunta

–Porque así están diseñadas las instituciones. Éstas, en términos de economía de escala, no pueden crecer infinitamente. Es un problema de organización de las instituciones.

–¿No es también un problema de visión de la política pública? Para ustedes, ¿sólo es un problema de colocación de lugares y no de respeto a las vocaciones?

–La política pública tiene la responsabilidad de multiplicar las opciones educativas.

–Entonces, ¿es un asunto de colocación de estudiantes en otros espacios?

–¿Por qué tendría que tener la UNAM capacidad para atender a todos los que demandan? –responde a su vez.

–Se podrían crear muchos campus de la UNAM.

–Esa no es decisión mía, sino de la UNAM. Es una institución autónoma.

–Pero sí es responsabilidad del gobierno dar más presupuesto

–El presupuesto de la UNAM, del IPN, de la UAM, instituciones a las que yo respeto mucho, aumentó 65 por ciento en términos nominales entre 2006 y 2012. No es lo que se dice normalmente en los manifiestos de que ha habido una política de recorte: el presupuesto de estas tres instituciones representa 44.3 por ciento del gasto federal en educación y posgrado, y 34 por ciento en educación superior e investigación...

Como consecuencia de la disponibilidad de recursos, entre estas tres casas de estudio suman alrededor de 50 mil estudiantes adicionales en los recientes cinco años, afirma.

–Con todo y las acciones mencionadas, cada año hay miles de rechazados

–Cada año es lo mismo . Sucede y va a seguir sucediendo...