Presentan antología del también médico, elaborada por experto
dignifica la vida de los desposeídos
Jueves 19 de julio de 2012, p. 6
La publicación de la antología Este México triste, de Juan Bautista Villaseca (1932-1969) reivindica la figura del poeta mexicano, médico de profesión, que con sus palabras dignificó la vida de los desposeídos, pero murió en el más absoluto abandono, señala a La Jornada el poeta e investigador literario José Manuel Recillas.
El volumen, editado por Taller Ditoria, será presentado hoy en la Casa Refugio Citlaltépetl.
Se trata de una investigación de cinco años realizada por Recillas, quien asegura que Bautista Villaseca fue un hombre con una conciencia lírica que lo condujo a una estado de absoluta desposesión y exclusión frente a lo material y a todo lo que determina la relación de los poetas con el entorno.
Durante 40 años no hubo reseñas de la obra de Bautista ni menciones de su nombre en antologías ni ensayos históricos de la literatura mexicana. La mayoría de los manuscritos –asevera Recillas– han sobrevivido de manera azarosa por la voluntad de amigos que se empeñaron en conservarlos.
Villaseca es un poeta que cambia la vida de los lectores. Conforme transcribía su poesía, había momentos que dejaba de escribir por el golpe emocional que produce; es una cosa brutal, se salen las lágrimas al leerlo
, añade el investigador literario.
Más que poesía de corte social
Juan Bautista Villaseca fue hijo de un culto doctor chileno que llegó a México en los albores de los años 30, pero casi nada se sabe de su infancia y adolescencia, que decidió escribir sobre la condición del mexicano: el médico, la enfermera, los compañeros de trabajo.
“Podría decirse que se trata de una poesía de corte social, pero es mucho más que eso. También se le considera un poeta comprometido, sobre todo por su militancia en el Partido Comunista, pero nunca hay una mención a cuestiones ideológicas en su poesía, nunca escribe juicios de valor.
No hay en sus poemas una crítica directa al dinero, a la riqueza; lo que hace es dignificar la vida de los desposeídos, de los que no tienen otra cosa que ofrecer al mundo, sólo su presencia y su trabajo
, explica Recillas.
Una particularidad que tiene la obra de Bautista Villaseca es que a su poética la llamó Diurno, como una respuesta de orden ético, que significa iluminar mediante el filtro de la palabra todo lo que observaba.
“La decisión –asevera Recillas– no es sólo de orden estético, oponiéndose en primera instancia a la práctica del nocturno y de la poesía crepuscular en México, sino también ético. Al colocar su visión del mundo del lado de la luz”.
En opinión del investigador, lo que el lector encuentra en la escritura de Bautista Villaseca “es la primacía de un lenguaje recién salido del taller, del orfebre de la palabra, una pureza lingüística sin igual, una expresión lírica imparable y conmovedora, un lenguaje que se encuentra entre lo mejor de la tradición lírica hispanoamericana del pasado siglo y que con Pablo Neruda, Federico García Lorca y César Vallejo forma el orgulloso póquer de ases de la poesía en español.
Recillas trabaja actualmente en la edición de obras completas de Bautista Vallejo, que se publicarán el próximo año por el sello Taller Ditoria.
Adelanta que el poeta dejó manuscritos, varios cuadernos, un ensayo sobre Octavio Paz, así como los libros Canciones para una sorda, Luz herida y Variaciones de Invierno.
“A cambio de despojarse de todo –explica Recillas– nos legó una poesía admirable, ajena a las mezquindades de la vida diaria, de la vida literaria. Elogió la vida simple, la existencia pura: la de una vendedora de dulces callejera, la del maestro o la del simple ciudadano de a pie. Pocos han dignificado la poesía en español como lo hizo él.”
El poemario Este México triste, de Juan Bautista Villaseca, será presentado hoy a las 19 horas en la Casa Refugio Citlaltépetl (calle Citlaltépetl 25, entre Amsterdam y Campeche, colonia Hipódromo Condesa), con los comentarios de Roberto López Moreno, Roberto Rébora, Jorge Jiménez y Recillas.