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Con la llegada del PAN a la Presidencia aumentó el uso de sitios como foros de espectáculos

Tramita SEP nuevo reglamento sobre actos en zonas arqueológicas

El concierto de Pavarotti en Chichén Itzá abrió la polémica sobre emplear el patrimonio nacional con fines de lucro

El anteproyecto está en la Comisión Federal de Mejora Regulatoria

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Vista de la zona arqueológica de Tajín, donde cada año se realiza la cumbre a la que acuden cerca de 400 mil personasFoto Roberto García Ortiz
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Cerca de 17 mil personas acudieron a la zona arqueológica para ver al tenor italiano, y los daños que sufrió el área fueron minimizados por las autoridades de entoncesFoto María Meléndrez Parada
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Trabajos para el espectáculo Resplandor teotihuacano Foto José Antonio López
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En el nuevo reglamento se señala que sería el director general del INAH quien otorgue las autorizaciones para realizar actos cívicos y culturales. En la imagen, Chichén ItzáFoto Alejandro Pavón
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Trabajadores encargados de la instalación de la iluminación en Teotihuacán, en enero de 2009Foto José Carlo González
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de julio de 2012, p. 6

A menos de cinco meses de que termine el sexenio panista, el gobierno federal, por conducto de la Secretaría de Educación Pública (SEP), realiza trámites para la expedición de un reglamento que otorgue autorizaciones para la realización de actividades cívicas y culturales en las zonas de monumentos arqueológicos.

La finalidad es, argumenta la dependencia en documentos enviados a la Comisión Federal de Mejora Regulatoria, que dichos actos se lleven a cabo sin que se ponga en riesgo la conservación integral de la zona arqueológica y su uso sustentable, respetando su integridad, estructuras, dignidad, significado cultural y que no se contravenga su uso común.

Fue con la llegada de los panistas a la Presidencia de la República en el año 2000 cuando se incrementó el uso de varias zonas arqueológicas del país como escenarios de multitudinarios conciertos y actos artísticos, lo cual, desde entonces, tiene abierta la polémica en cuanto al uso del patrimonio nacional para fines de lucro, como han acusado especialistas y trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El concierto de Luciano Pavarotti realizado en Chichén Itzá en 1997 fue el primero que despertó protestas en México, no sólo por el alto costo de los boletos de entrada (el más barato fue de 50 dólares, prácticamente imposibles de pagar para la población local, no así para millonarios del país que erogaron hasta mil 500 dólares por entrada), sino por las 17 mil personas que se acomodaron en la explanada principal del sitio, tan sólo delimitadas por las estructuras milenarias. Los daños a la zona fueron minimizados entonces por las autoridades correspondientes.

En 1998 estaba previsto el concierto Los tres tenores (con Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras) en Teotihuacán, pero fue suspendido debido a los reclamos por querer lucrar con el patrimonio cultural.

En 2008, 2009 y 2010 se han realizado en Chichén Itzá los conciertos de Plácido Domingo, Sarah Brightman y Elton John, respectivamente, con la restricción de tener un aforo máximo de 6 mil 500 personas. En 2010, el gobierno de Yucatán usó también como foro la zona arqueológica de Uxmal, para la presentación de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México.

A partir de 2000 el gobierno de Vicente Fox autorizó la celebración anual de la llamada Cumbre Tajín, en la zona arqueológica del mismo nombre ubicada en Veracruz, sin escuchar las denuncias de trabajadores, académicos e investigadores del INAH, quienes han documentado los daños que ha sufrido la zona por la realización de actos masivos.

La Cumbre Tajín se realiza generalmente durante cinco días cada año en tres sedes: la zona arqueológica, la ciudad de Papantla y el parque temático Takilhsukut, ubicado a un kilómetro de la zona. Recibe poco más de 400 mil asistentes.

Entre las actividades que se ofrecen está el espectáculo de luz y sonido Tajín vive, instalado en siete momentos y espacios de la zona arqueológica, al cual, por instrucciones del INAH, no pueden acceder más de 500 personas.

Los espectáculos de luz y sonido se instalaron por primera vez en 1984 en Uxmal y Chichén Itzá, producidos por particulares, que sólo tienen la obligación de dar al instituto como pago la cantidad por concepto de entrada a las zonas por cada asistente.

En 2008 se implementó en Xochicalco, Morelos, un sistema de iluminación para visitas nocturnas con los esquemas ya mencionados.

Ese mismo año, el gobierno del estado de México, entonces a cargo de Enrique Peña Nieto, trató de instalar un espectáculo de luz y sonido en la zona arqueológica de Teotihuacán, trabajos que fueron cancelados luego de conocerse que se perforaron las pirámides del Sol (más de 8 mil taquetes) y la Luna para la instalación del equipo para el espectáculo.

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Para ver a Pavarotti en Chichén Itzá se llegaron a pagar hasta mil 500 dólares por personaFoto Fabrizio Léon

No obstante, durante su campaña a la gubernatura de esa entidad, el priísta Eruviel Ávila Villegas, se comprometió ante empresarios a relanzar el proyecto multimedia de luz y sonido llamado Resplandor teotihuacano.

Le podemos sacar mucho provecho a las bellezas naturales, y en Teotihuacán vamos a retomar el proyecto de luz y sonido. No es posible que no aprovechemos adecuadamente esta belleza, que es patrimonio de la humanidad y orgullo del estado de México. Seremos respetuosos de la relación con el sindicato del INAH y con las normas del instituto, pero eso no evitará que se haga lo que sea necesario para concretar el proyecto, afirmó el hoy gobernador mexiquense.

En la actualidad, para realizar espectáculos en las zonas arqueológicas del país, los permisos se otorgan en el contexto de un acuerdo que dispone que los museos y los monumentos arqueológicos dependientes del INAH no serán utilizados con fines ajenos a su objeto o naturaleza, disposición que data de 1977, con algunas modificaciones de 1986.

De acuerdo con los argumentos de la SEP en los trámites para el nuevo reglamento, el mencionado acuerdo es insuficiente para dar transparencia a este tipo de autorizaciones y para establecer reglas claras a los solicitantes y a las autoridades que intervienen, por lo que en el anteproyecto de mérito se establecen los conceptos, requisitos y el procedimiento para obtener la autorización para la realización de actividades cívicas y culturales en las zonas de monumentos arqueológicos.

La nueva propuesta indica que sólo se autorizarán actividades cívicas (las que se refieren a la promoción de los valores democráticos y republicanos, así como a la conmemoración de las festividades históricas de nuestro país. No quedan comprendidos en este concepto los actos partidistas y de proselitismo político), y/o culturales (las relacionadas con las expresiones artísticas, históricas o tradicionales de las distintas culturas del país o de la cultura universal).

Será el director general del INAH quien otorgue las autorizaciones, luego de que éstas sean evaluadas por un órgano colegiado asesor integrado por especialistas y siempre que existan las condiciones necesarias para garantizar que las actividades cívicas o culturales no afectarán la integridad, estructura y dignidad cultural de las zonas de monumentos arqueológicos, ni contravendrán su uso común.

Entre otras especificaciones, el nuevo reglamento obligaría a quien desee realizar una actividad cívica o cultural en alguna zona arqueológica a contratar a favor del INAH y por el monto que éste establezca, una fianza, con una institución de fianzas debidamente autorizada para operar en México, para garantizar el cumplimiento de las obligaciones a su cargo; contratar a favor del INAH y por el monto que éste establezca, un seguro de responsabilidad civil por daños a la zona de monumentos arqueológicos y a terceros, así como a las instalaciones, estructuras y equipo que se utilicen para la realización de la actividad cívica o cultural, con una institución de seguros debidamente autorizada para operar en México.

También se pediría presentar un dictamen emitido por un perito especialista en estructuras respecto de las instalaciones y estructuras que se utilicen para la realización de la actividad cívica o cultural, así como cubrir los honorarios y gastos que se deriven de la fe de hechos ante notario público que el INAH deberá solicitar para hacer constar el estado de la zona de monumentos arqueológicos antes y después de realizada la actividad.

El anteproyecto de reglamento se encuentra en la Comisión Federal de Mejora Regulatoria para su revisión.