Tres figuras del deporte nacional se reunieron ayer y coincidieron en que para triunfar se necesita trabajar y tener una mentalidad fuerte para que los sueños se hagan realidad. No hay fórmula ni clave para saborear el éxito, simplemente entrenar todos los días.

Apenas lleva un año en la NBA, donde espera tener la consolidación que tanto ha anhelado desde que partió de México a España para ser contratado con Hornets de Nueva Orleáns y debutar en 2011. Hace unos días nada más me llamaron y en un minuto me dijeron estás en Orlando, confesó Gustavo Ayón.

El nayarita fue la máxima atracción durante la presentación de los nuevos tenis de una empresa deportiva estadunidense y compartió sus vivencias con las medallistas olímpicas, Soraya Jiménez y Belem Guerrero, quienes se contraponían a la estatura del jugador de 2.06 metros, quien tuvo que sentarse para tomarse una foto con ambas, y también posó de pie a petición de reporteros gráficos y cámaras de televisión.

Ayón desea que el aprendizaje en Hornets con partidos buenos, regulares y malos pueda aplicarlos con Orlando, y para eso primero deberá ganarse el lugar en la Conferencia (Este) más ofensiva de la liga, además de que tener a su lado a un icono como Dwigth Howard motiva al mexicano para lograr su propósito: la consolidación.

“Estoy seguro de que este será mi año. Tengo 27 (de edad) y, como decimos los mexicanos, voy a echar la carne al asador. Es mi segunda temporada –en la NBA– y tiene que ser a muerte”, dijo Ayón en entrevista en la zona mixta, donde informó a los medios que desconoce si su equipo tendrá partidos de pretemporada en el Distrito Federal.

Dijo que una de las cosas más importantes de su vida como jugador en la liga española y en la estadunidense fue que me cambió la mentalidad y cuando llegué a EU (los jugadores) te aceptan más fácil, pero también se debe a que uno entrena todo el tiempo para ganarse el respeto de los demás.

Aunque su estatura impone, Ayón apretaba los dedos de la mano cuando respondía las preguntas de reporteros y la única vez que levantó la voz fue al referirse a los problemas que desde hace más de 15 años prevalecen en el basquetbol nacional.

Cada quien hace su trabajo, nosotros como jugadores peleamos en la cancha y ellos (los directivos) deben hacer lo suyo, dijo, y señaló que hay muchos jóvenes con talento, pero debido a estos problemas no pueden crecer.

El tema de los dirigentes también lo resaltaron Soraya y Belem al señalar que ponen obstáculos, y en vez de ayudar están fregando la vida a los atletas, asentó la halterista.

La campeona olímpica de Sydney 2000 se quejó del presidente de la Federación de Levantamiento de Pesas, Rosalío Alvarado, quien dirige un organismo viciado y con tantos procesos en la Comisión de Apelación y Arbitraje del Deporte, por lo que desea que a su regreso de Londres –donde su deporte tiene posibilidades con Lino Montes, quien puede dar la sorpresa con una medalla, y Luz Acosta a la que ve con un quinto lugar– renuncie al cargo.

Destacó que México no puede ser más un país de una sola presea, por lo que estima que en Londres se obtendrán de cuatro a cinco.

En la misma sincronía estuvo Belem, aunque ella dice cuatro, pero sobre la gente de pantalón largo recordó que cuando ganó plata en Atenas 2004, en ciclismo, previo al proceso me quitaron entrenador, mecánico, médico, por eso desea a la delegación “que se tomen el choco milk completo y vayan con todas las ganas y se olviden de los directivos que siempre los dejan atrás”.