Altos salarios y bonos los empujan a violar códigos de ética, según sondeo de bufete en NY
Con la finalidad de ganar, 24% de 500 dirigentes recurrirían a prácticas ilegales
Si hay beneficio sin enfrentar la ley, 16% no dudarían en perpetrar un delito bursátil
Miércoles 11 de julio de 2012, p. 2
Washington, 10 de julio. Casi la cuarta parte de los dirigentes de Wall Street y la bolsa de valores de Londres consideran necesario aplicar conductas deshonestas o ilegales para tener éxito en el mundo de las finanzas, según un sondeo publicado este martes por el bufete neoyorquino de abogados Labaton Sucharow.
Aproximadamente 24 por ciento de los 500 ejecutivos de alto nivel en el sector financiero de Nueva York o la City de Londres que fueron interrogados indicaron que son propensos a adoptar métodos deshonestos o ilegales para triunfar
, de acuerdo con los resultados del estudio.
Además, 16 por ciento admitieron que no dudarían en cometer un delito bursátil, como el uso de información privilegiada, si pudieran obtener beneficios sin tener que presentarse ante la justicia.
Cuando la deshonestidad es una práctica comúnmente aceptada por los profesionales de las finanzas, es la integridad misma de todo nuestro sistema financiero lo que está en peligro
, destacó Jordan Thomas, uno de los responsables del bufete.
Entre los ejecutivos entrevistados, 30 por ciento consideraron que los altos salarios y los bonos que perciben los empujan a violar los códigos éticos de la profesión.
El estudio del bufete Labaton Sucharow fue publicado en pleno escándalo sobre la manipulación de la tasa interbancaria Libor, que golpea al banco británico Barclays.
La Libor es un promedio de las tasas de interés aplicadas por un panel predeterminado de bancos, que definen el interés al que las entidades se prestan dinero entre ellas. Afecta el rendimiento de los productos derivados e, indirectamente, los créditos a particulares y empresas.
De acuerdo con los órganos reguladores británicos y estadunidenses, Barclays comunicó en numerosas ocasiones tasas inferiores o superiores a las tasas reales, en función de sus intereses del momento, con el propósito de inflar sus beneficios, limitar sus pérdidas y, en el momento de la crisis financiera, preservar su imagen y acallar las interrogantes acerca de su situación.