El pianista y compositor Aldo López-Gavilán tocará en el Lunario con su cuarteto de jazz
Improvisar no es entrar en trance; hay que respetar la estructrura
Yo trato de que los solos en mis piezas estén acordes con el discurso de la obra
, comenta el cubano en entrevista
Los primeros encuentros con el público se vuelven el centro de la vida
Lunes 2 de julio de 2012, p. a11
El pianista y compositor Aldo López-Gavilán Junco interpreta con el mismo entusiasmo y satisfacción
una obra de (Sergei) Prokofiev, acompañando a una orquesta sinfónica en una sala de conciertos, que cualquier pieza de jazz con todo e improvisación, en una session jam, en cualquier bar.
Sin embargo, el músico habanero, que se presentará en el Lunario del Auditorio Nacional el 4 de agosto con su cuarteto de jazz, aclara: Puedes improvisar, pero con ideas temáticas, pasajes e intervalos acordes con una obra. No puedes salirte de la estructura musical que conlleva cada pieza. Yo trato de que los solos en mis piezas estén acordes con el discurso de la creación. Haces una simbiosis de todo: de lo que aprendes en la academia, en la calle y cuando improvisas, te dejas llevar. Para la improvisación tiene que haber una coherencia que lleve a un punto en el que te entiendas con otros músicos. Debes estar consciente de que no puedes perder la estructura, porque estás haciendo una obra, no estás en trance. Aunque improvises tienes que estar en una base de la que no se puede salir
.
Aldo López-Gavilán Junco, quien estudió en los conservatorios Manuel Saumell y Amadeo Roldán (completó su formación en la Academia de Música de Londres), debutó a los 12 años con la Orquesta Sinfónica de Matanzas, y cinco años después, con la Nacional de Cuba.
En 1990 obtuvo un premio por la interpretación de la música cubana y la ejecución de obras de su propia creación, en el Concurso para Piano Amadeo Roldán. Una de esas canciones, De princesas, castillos y puntos suspensivos, aún la interpreta en sus conciertos. Recuerda: Es un tema que le hice a mi profesora de piano, Hortensia Guzmán, quien fue la que puso mis manos en ese instrumento. Desde niño me incliné hacia la creación; jugaba con inventar mis propias canciones, melodías. Siempre busqué géneros diferentes, aparte de la música que se aprende en la escuela, sin contar que es muy difícil desarraigarse de sus propias raíces, de escuchar por todas partes la música popular nuestra. El jazz latino es precisamente una fusión de lo popular y de la academia
.
Aldo López-Gavilán viene a México con un trío compuesto por el saxofón de Robertico Martínez, la batería de Rui Adrián López-Nussa y el bajo de Luis Izquierdo. Los tres, músicos de gran habilidad, han realizado giras desde hace unos años con el pianista.
El cuarteto tiene grabado el disco De todos los colores y también verde, al que dan toques finales. En el concierto del Lunario interpretarán obras de otros discos de López-Gavilán como Talking to the Universe, de 2005. Quisiera que escucharan piezas de todos los discos, hacer un recorrido para que conozcan mi obra
, incluida la del primer cedé En el ocaso de la hormiga y el elefante, que fue postulado a los Grammys Latinos.
El músico dice que su paso de la academia al jazz fue orgánico, pausado, una inmersión casi sin darme cuenta. De hecho no me gusta catalogar lo que hago como jazz latino, aunque haya características que lo hagan cercano a ese subgénero, ya archiconocido por dioses como Irakere, Chucho Valdés, Gonzalo Rubalcaba...
Comenta que esos primeros encuentros con el público son los que se convierten en el centro de tu vida. Siempre se recuerdan con mucha añoranza, nostalgia y emoción. Vengo de familia de músicos y toda mi infancia y mi envoltura ha sido esta expresión. Mi primera profesora fue mi madre (Teresita Junco), quien fue una gran pianista y pedagoga de mi país, y mi bagaje ha sido escuchar a los clásicos (de todos los siglos), así como la música popular, información que me ha penetrado y ha ayudado a mi desarrollo
.