Conciencia y corazón
a famosa frase de Blas Pascal El corazón tiene razones que la razón no entiende
hoy tiene pleno sentido: el corazón tiene cerebro. Se ha descubierto que el corazón contiene un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40 mil neuronas y una compleja red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo.
Gracias a esos circuitos tan elaborados, parece que el corazón puede tomar decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro; y que puede aprender, recordar e incluso percibir. Existen cuatro tipos de conexiones que parten del corazón y van hacia el cerebro de la cabeza: la comunicación neurológica mediante la transmisión de impulsos nerviosos. El corazón envía más información al cerebro de la que recibe, es el único órgano del cuerpo con esa propiedad, y puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro según las circunstancias.
Significa que el corazón puede influir en nuestra manera de pensar. Puede influir en nuestra percepción de la realidad y, por tanto, en nuestras reacciones. La información bioquímica: mediante hormonas y neurotransmisores. Es el corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general del cuerpo: la homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona del amor.
La comunicación biofísica: mediante ondas de presión. Parece ser que a través del ritmo cardiaco y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro y al resto del cuerpo. Por último, la comunicación energética: el campo electromagnético del corazón es el más potente de todos los órganos del cuerpo, 5 mil veces más intenso que el del cerebro. Y se ha observado que cambia en función del estado emocional. Cuando tenemos miedo, frustración o estrés, se vuelve caótico. Y se ordena con las emociones positivas.
Se sabe también que el campo magnético del corazón se extiende alrededor del cuerpo entre dos y cuatro metros, es decir, que todos los que nos rodean reciben la información energética contenida en nuestro corazón.
El circuito del cerebro del corazón es el primero en tratar la información que después pasa por el cerebro. ¿No será este nuevo circuito un paso más en la evolución humana?
Hay dos clases de variación de la frecuencia cardiaca: una es armoniosa, de ondas amplias y regulares, y toma esa forma con emociones y pensamientos positivos y generosos. La otra es desordenada, con ondas incoherentes y aparece con las emociones negativas. Podemos concluir que el amor del corazón no es una emoción, es un estado de conciencia inteligente.