Buenos Aires, 27 de junio. Las embarazadas detenidas y luego desaparecidas eran militantes activas de las maquinarias del terrorismo y usaban a sus hijos como escudos humanos, dijo el ex dictador Jorge Rafael Videla, sin ninguna muestra de remordimiento, en su declaración final en el juicio que se realiza por el robo de bebés bajo la dictadura que, entre 1976 y 1983, dejó en Argentina más de 30 mil desaparecidos.

En su declaración como acusado por el robo de unos 500 niños bajo su régimen, el ex jefe del ejército se consideró preso político. Aceptará una eventual condena como una contribución a la concordia nacional, que he de ofrecer como un acto de servicio más que debo prestar a Dios nuestro señor y a la patria, sostuvo con asombrosa frialdad. Su actitud golpeó duramente a los asistentes, ya que en este juicio se produjeron los testimonios más dramáticos de las víctimas de una de las acciones más terribles del terrorismo de Estado impuesto entonces.

Sobre el robo de bebés, sostuvo que si la sustracción de un menor tuvo lugar, no respondió a una orden, y argumentó que en caso de haber existido un plan sistemático, “¿por qué sus consecuencias se pusieron de manifiesto solamente en la capital federal y parte del Gran Buenos Aires?

“Todas las parturientas, a quienes respeto como madres, eran militantes activas de la maquinaria del terror y muchas de ellas usaron a sus hijos embrionarios como escudos humanos al momento de operar como combatientes”, señaló el ex dictador, de 86 años, ante el dolor y el horror de los testigos.

Vestido de traje y corbata, el ex militar leyó sus declaraciones frente a un tribunal al que desconoció porque no son mis jueces naturales, en el contexto del cierre de debates en el tribunal oral federal 6, que dará a conocer su veredicto la próxima semana.

Videla ya está condenado a cadena perpetua por otros crímenes de lesa humanidad. Dijo también que muchos de los terroristas contra los que luchó están hoy en puestos gubernamentales. Una vez más fue amenazante, brutal y cínico, dijeron familiares de víctimas y de hijos de desaparecidos recuperados por la abuelas de Plaza de Mayo de manos de sus apropiadores en los últimos años.