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VeracruzEstrategias ciudadanas
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FOTOS: Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (LAVIDA) |
En 2010 surgió la alerta de las poblaciones campesinas y organizaciones sociales del centro de Veracruz en relación con los proyectos hidroeléctricos. Hay una amplia gama de acciones colectivas. Aquí algunas de ellas:
Proyecto Hidroeléctrico Veracruz: Ubicado sobre el río Apatlahuaya, en la zona cálida de la sierra de Zongolica, está afectando a familias nahuas de los municipios de Texhuacan, Mixtla de Altamirano y Zongolica, los dos primeros entre los más pobres del país. Es la primera presa con propósito energético que se construye en Veracruz desde hace por lo menos tres décadas. Se implantó en la zona mediante la compra de autoridades locales y la intimidación de los campesinos directamente afectados, sin consulta y sin garantizar el acceso de la población a la información. El avance de la obra es de más de 60 por ciento. Las poblaciones han tenido pocas herramientas para la defensa territorial pero actualmente, ante las afectaciones, van rompiendo el miedo y abriendo canales para una participación que va liberándose de las camisas de fuerza impuestas por el corporativismo y el clientelismo de viejo cuño.
Defensa del río Pescados-La Antigua: Hace dos años inició un movimiento en el municipio de Jalcomulco en oposición a la construcción de cinco presas a lo largo de este río. Un factor que ha contribuido a detener el avance de estos proyectos es un decreto de veda del río. Existen fuertes presiones por parte de empresas hidroeléctricas brasileñas y españolas para levantar la veda, y de hecho una población –Barranca Grande– ya fue reubicada. Recientemente se ha logrado tejer articulaciones entre autoridades ejidales de distintos municipios afectados y prestadores de servicios turísticos.
Quienes han cosechado victorias, y nutren las esperanzas de muchos otros, son los habitantes de los municipios de Tlapacoyan y Atzalan, quienes, al saber del proyecto hidroeléctrico que se pretendía instalar sobre el río Bobos-Nautla, interpusieron con éxito una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ello no quiere decir que la lucha esté del todo ganada, ya que la empresa ha vuelto a solicitar a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) los permisos para la construcción de la presa.
Desde julio de 2011 los movimientos y ciudadanos inconformes han llevado a cabo diversas acciones a escala estatal y se ha fortalecido la articulación entre distintos actores para la defensa de los ríos.
Vemos así el despliegue de la acción ciudadana frente al desastre socioambiental y político que aqueja a Veracruz, un desastre que se traduce en diversos proyectos de “desarrollo” a costa de la destrucción de los ríos y sus pueblos. La demanda de justicia ambiental y social se escucha cada vez con mayor fuerza.
Marcha en el municipio de Cuichapa, Veracruz, para la cancelación de trabajos de perforación en el cerro de Barrio de Guadalupe y la Laguna (julio 2011) FOTOS: Gabriela Sainz |
Gabriela Sainz
Colectivo Defensa Verde, Naturaleza para Siempre
[email protected]
El proyecto El Naranjal pretende ubicarse en la zona centro de Veracruz, en los municipios Fortín, Ixtaczoquitlán, Naranjal, Cuichapa, Amatlán de los Reyes y Yanga. Consiste en la construcción de una central hidroeléctrica que aprovechará el gasto hidrológico de los ríos Blanco y Metlac para obtener una potencia neta de 360 megavatios y una generación neta media anual de 676 gigavatios por hora.
Las obras principales son una cortina derivada de nueve metros de altura, que se ubicará a 30 metros aguas debajo de la confluencia de los dos ríos mencionados, y el embalse, en tal confluencia, cubrirá 1.84 hectáreas.
Asimismo, según la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), la obra de conducción es un canal a cielo abierto de 22 kilómetros de longitud sobre el margen del río Blanco. El proyecto, de competencia federal, afectará una superficie total de 93.31 hectáreas, de las cuales 61.94 requieren cambio de uso de suelo de áreas forestales.
Desviar las aguas del río Blanco fuera de su cauce por medio de un canal artificial de 22 kilómetros a cielo abierto tendría efectos ambientales nocivos y obligaría a soportar los olores fétidos del agua, provocando un aumento en las fuentes de infección y enfermedades en la población aledaña. Algunas comunidades serian divididas por el canal, con todo lo que eso implica socialmente, y habría incertidumbre constante ante el riesgo de desbordamiento del canal debido a las cada vez más torrenciales lluvias.
Marcha en apoyo a las comunidades de Cuichapa, Veracruz, para cancelar los trabajos de Hidroeléctrica El Naranjal (julio 2011) |
Se prevén también posibles daños de contaminación de los nacimientos de agua que abastecen a las comunidades de los cinco municipios afectados, y a los pueblos que río abajo recibirán gran cantidad de contaminantes que se descarguen a las aguas. Más de 50 mil habitantes se verán afectados.
Ejidatarios y pequeños propietarios, productores de café, caña y otros cultivos están preocupados, pues reciben la visita constante de los constructores privados que los intimidan demandándoles que vendan o renten sus tierras. Les dicen que la obra es “una orden de arriba”.
La empresa responsable de la construcción, Proyecto Hidroeléctrico el Naranjal Agroetanol de Veracruz, SRLCV, dice que ofrece 400 empleos. Sus representantes van de municipio en municipio haciendo creer a la ciudadanía que es un proyecto que traerá el desarrollo y el progreso a la región.
Hubo alarma en esta zona cuando empezaron a transitar por los cerros personas armadas; también llegaron algunos que decían ser jubilados de Monterrey, otros de San Luis Potosí y del estado de México que decían que querían comprar tierras porque consideran bonito este lugar para descansar; otros más informaban que venían a invertir en invernaderos. Algunos foráneos decían que andaban buscando mármol y que querían explorar la profundidad del suelo para encontrar agua. Tres hombres llegaron, según ellos con órdenes superiores, a advertir a los ejidatarios que vendieran sus tierras, porque de otra forma se las iban a expropiar. Nunca hablaron de un proyecto hidroeléctrico; se acercaron a comprar predios a ejidatarios de manera alevosa.
A raíz de que se conoció la MIA, las comunidades organizadas se unieron para conformar el colectivo Defensa Verde, Naturaleza para Siempre, con más de 30 comunidades de los municipios afectados. Se han dedicado a solicitar información al gobierno sobre el proyecto, han emprendido acciones como marchas, pintado de bardas, pega de carteles y foros informativos y culturales, en donde manifiestan su rechazo al proyecto, porque ninguna comunidad ha sido consultada.
El colectivo –que inició su labor el 5 de junio de 2011, en el aniversario del Día Mundial del Medio Ambiente, y suma ya 32 asambleas– exige la cancelación del proyecto y su consigna es mantener la defensa de la tierra y de los recursos naturales. Más de 70 por ciento de los terrenos que requiere el proyecto permanecen en manos campesinas; la gente está informada y se ha propuesto no vender nada de tierra para El Naranjal.
Cancelación de trabajos de perforación en el cerro de Barrio de Guadalupe, Cuichapa, Veracruz |
Desde hace un año el colectivo pidió audiencia al gobernador de Veracruz para hablar sobre el proyecto, pero no ha recibido respuesta, a pesar de que los alcaldes de Amatlán de los Reyes y de Cuichapa han presentado escritos de cancelación de trabajos a la empresa por no contar con permisos para los estudios de suelo.
En el barrio de Guadalupe, municipio de Cuichapa, la constructora abrió una brecha en el cerro, dijo que facilitaría la movilización de cosechas y productos. Nunca habló de una hidroeléctrica. La verdad salió a flote: pobladores y autoridades municipales testificaron que en la parte alta del cerro había maquinaria de la empresa perforando 300 metros para analizar y medir la resistencia de los terrenos. Formalmente frenaron los trabajos, pero al mismo tiempo, a escasos metros de donde se realizaba la cancelación del trabajo, se detonaron más de 60 disparos en son de amenaza. La empresa retiró su maquinaria, pero luego de 11 meses, en mayo de 2012, volvió y perforó sin permisos ni autorización de propietarios y ejidatarios.
El colectivo cuenta con nueve mil 700 firmas, hasta hoy, de pobladores que rechazan el proyecto hidroeléctrico.
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