adas las peculia- ridades de la ex- hibición en Mé- xico, el (¿seudo?) documental Exit Through the Gift Shop (Salida por la tienda de regalos) se estrenó con dos años de retraso y un aire de clandestinidad que satisfaría al propio Banksy, el artífice de la película.
Según se sabe, Banksy es el seudónimo de un artista urbano británico que, bajo un completo anonimato, ha conseguido reconocimiento gracias a sus in- geniosas pinturas, esténciles e instalaciones callejeras, cuya cualidad efímera e ilegal es parte de su atractivo. (Cuando la película se estrenó en el festival de Berlín de 2010, Banksy se negó a comparecer ante una sola rueda de prensa.)
Nuestra introducción a ese mundo de grafiteros conceptuales es por medio de un dudoso personaje, un francés expatriado llamado Thierry Guetta, un maniático del video que graba constantemente todo lo que transcurre en su entorno. Por el contacto con un primo, que se hace llamar Space Invader, Guetta empieza a interesarse en ese fenómeno cultural, por lo que viaja de Los Ángeles a Londres para entrevistar y grabar en plena acción guerrillera a artistas como Shepard Fairey, Zeus y, por supuesto, a Banksy, la superestrella del medio (quien siempre aparece encapuchado, a oscuras y con la voz distorsionada).
El teórico documentalista presume de sólo grabar y guardar sus incontables horas de material, pues ni siquiera lo revisa. Es a instancias de Banksy que Guetta intenta un montaje llamado Life Remote Control. El resultado es tan desastroso que el artista le sugiere la posibilidad de que el propio Guetta intente dedicarse también al arte gráfico.
Este es el punto en que Exit Through the Gift Shop se dobla sobre sí mismo y se revierten los papeles. Ahora es Thierry Guetta quien se convertirá en el objeto de estudio en sus esfuerzos. Al margen de que el hombre parece un vendedor de chácharas de La Lagunilla, resulta previsible que, carente de la más mínima sugerencia de talento, Guetta (con el nombre artístico de Mr. Brainwash) va a improvisar su primera exposición, ayudado por un equipo de hábiles técnicos. Más previsible aún es su inmerecido éxito.
Que una colección aglutinada de pastiches de Warhol, el propio Fairey y la parodia de algunos cuadros famosos sea recibida con entusiasmo por una multitud de esnobs (entre los que se encuentran algunas celebridades hollywoodenses, como Angelina Jolie y Jude Law) habla del poder de una noción prefabricada de lo subversivo. El objetivo algo obvio de Banksy es lanzar una mirada satírica al mundo académico del arte, y al mismo tiempo reforzar el concepto democrático de que cualquier pobre diablo, armado de iniciativa, es susceptible de conseguir fama y fortuna.
Uno sospecha que, como ocurría en el caso de I’m Still Here (Casey Affleck, también de 2010), la crónica falsa del derrumbe personal y profesional del actor Joaquín Phoenix, estamos ante un montaje no tan ingenioso como supone Banksy; dada su personalidad y su gusto por el trompe l’oeil, es perfectamente probable que el insufrible Guetta sea un personaje ficticio (o real, pero puesto a actuar). Así, todo el proyecto implica qué tan fácil es engañar a un público expectante, que se va con la finta a la menor provocación.
Quizás el documental
haya desaparecido por completo de cartelera para cuando el lector lea este artículo. Ese carácter fugaz también complacería a Banksy.
Exit Through the Gift Shop. D: Banksy/ F. en C y ByN: Eric Coleman, Brian Cross, Jerry Henry, Tod Mazer, Andy Phipps/ M: Geoff Barrow/ Ed: Tom Fulford, Chris King/ Con: Banksy, Mr. Brainwash (Thierry Guetta), Debora Guettta, Shepard Fairey, Monsieur André/ P: Paranoid Pictures. Reino Unido, 2010.
lgtsao@hotmail.com - http://twitter.com/@walyder