Una de cada tres personas mayores de 20 años tiene la presión arterial alta, problema que se acrecienta con la edad y, generalmente, no da síntomas sino hasta etapas avanzadas. No pocas veces se manifiesta en la forma de infarto al miocardio o como un accidente cerebro vascular. Por eso, los especialistas identifican la hipertensión arterial como el asesino silencioso.

Entre los factores de riesgo asociados a la enfermedad está el sobrepeso y el elevado consumo de sal, que en México es de más del doble de lo recomendado a escala internacional. Información de la Secretaría de Salud (Ssa) indica que en condiciones idóneas, dicha ingesta no debe rebasar los cinco gramos al día, pero en el país llega a ser hasta de 12 gramos.

A esto se suma el de por sí alto riesgo de que los mexicanos tengan este mal por la predisposición genética identificada recientemente en la investigación de los doctores Eros Balam-Ortiz y Gerardo Jiménez Sánchez.

El estudio detectó que 46 por ciento de los casos de hipertensión arterial se deben a dos variaciones genéticas exclusivas en la población, las cuales, además, provienen desde los ancestros indígenas. Los resultados de la investigación se publicaron el pasado febrero en la revista internacional Hypertension (La Jornada, 24/2/2012).

A partir de la elevada prevalencia del padecimiento y sus graves complicaciones, hace unas semanas el Consejo de Salubridad General (CSG) emitió una recomendación, a fin de que se reduzca el contenido de sal en el pan, pues este alimento aporta 70 por ciento del consumo diario de una persona.

El secretario de Salud, Salomón Chertorivski, informó que en las próximas semanas se realizará una ceremonia para la firma de un convenio entre la dependencia federal y la industria panadera, por el cual, de manera voluntaria, los productores disminuirán en 10 por ciento la cantidad de sal en sus productos en el transcurso de los próximos cinco años.

Dijo que los fabricantes ya están de acuerdo en seguir la recomendación del CSG, lo cual es mejor que pretender imponer una medida obligatoria. De hecho, indicó, algunas empresas ya han iniciado la reformulación de sus productos.

Con esta estrategia, en los siguientes 10 años se podría reducir hasta 30 por ciento la prevalencia de la hipertensión arterial en el país.

Respecto de los plazos, el funcionario también mencionó que la puesta en marcha de acciones similares en Europa se han tardado 10 años para concretar los cambios.

La hipertensión arterial es una de las enfermedades crónicas que representan un alto costo para los servicios de salud del país y de mayor preocupación por su estrecha relación con otros males como la diabetes. Esta a su vez, es la principal causa de muerte en el país.

Ambos padecimientos tienen en común que se desarrollan por condiciones como el sobrepeso y obesidad –que afecta a 70 por ciento de las personas en México–; el sedentarismo, hábitos como el consumo de alcohol y tabaco, y dieta con alto contenido en grasas y sal.