Poznan, 18 de junio. Italia derrotó 2-0 a Irlanda y está en la siguiente fase; no obstante, dejó abiertas todas las dudas que su futbol viene generando en el torneo.

Antonio Cassano, de cabeza a los 35 minutos, puso el primer gol del encuentro, y Mario Balotelli marcó el 2-0 a los 90. Los azzurri quedaron segundos en el grupo C.

Durante casi todo el primer tiempo Italia sufrió mucho más allá de lo esperado y temió, con razón, la deshonra de irse de la justa a las primeras de cambio, como ya sucedió con Holanda.

Irlanda estaba bien parada, con dos disciplinadas líneas de cuatro que los azzurri no sabían cómo superar.

Incluso Andrea Pirlo, lejos de su mejor noche, quedó tirado en el piso tras dar sin intención una patada en la pierna a su marcador. El dolorido era él, no el irlandés, quien ni se enteró.

Pero Irlanda no sólo defendía. Los hombres de Giovanni Trapattoni llegaban con cierta frecuencia al área rival, aunque allí se les veía el límite: fallaban el último pase y se extrañaba una dosis extra de fantasía o calidad.

Tras dos partidos con tres en el fondo, Italia volvió a la tradición de cuatro hombres atrás y adelantó al medio Daniele de Rossi, que por la izquierda o el centro intentó ser socio de Pirlo.

Pero no había caso: el partido de los de Prandelli era muy pobre, y los miles de irlandeses en las tribunas, que convirtieron el estadio municipal de Poznan en una fiesta, seguían cantando.

Tras reclamar a los 31 minutos una mano irlandesa en el área que no fue tal, Italia desató por fin el nudo que la ahogaba en el partido y amenazaba con estrangular su futuro en el torneo.

Fueron tres jugadas consecutivas en las que Irlanda por primera vez se quebró y mostró nervios. En la primera, Antonio di Natale se fue solo al área, eludió a un dubitativo Shay Given y, con el arco vacío, pero ya sobre la línea de fondo, lanzó un remate al área chica que no encontró receptor y fue desviado por Sean St. Ledger.

Enseguida Di Natale remató desde media distancia y Given, en vez de controlar el tiro, dio un rebote y tiro de esquina. Lo lanzó Pirlo para que Cassano, de espaldas, cabeceara a gol.

El complemento comenzó con Federico Balzaretti haciendo una buena finta en el área para habilitar atrás a Cassano, cuyo tiro al arco fue bloqueado por Richard Dunne.

El central Giorgio Chiellini se fue al minuto 57 tras caer mal sobre una pierna y entró en su lugar Leonardo Bonucci. Cinco minutos después Alessandro Diamanti relevó a Cassano y a los 74 Balotelli sustituyó a Di Natale.

Italia mostraba nervios y el partido ganaba en dureza. De Rossi golpeó a Kevin Doyle y se llevó la amarilla, pero enseguida recibió un codazo de Glenn Whelan. Buffon comenzó a tener trabajo con frecuencia, y al minuto 78 frenó un fuerte disparo de Keith Andrews.

El final vio a Italia decidida a que la pelota estuviera lo más lejos posible de Buffon y a Irlanda buscando el gol del honor para no irse del torneo con cero puntos. Eso mismo fue lo que le pasó a Holanda, con la diferencia de que su hinchada no se fue cantando.

El postrero golazo de Balotelli, de espaldas al arco para empalmarla a la red, fue sólo eso: un bello momento de una Italia muy poco atractiva.

El técnico Cesare Prandelli reconoció: Sí, sufrimos mucho, pero estaba la clasificación en juego. Hasta el minuto 75 estuvimos bien en el partido, pero después, en los últimos 15 ellos se mostraron fuertes.