El humanista, un referente para quienes emulan su lucha contra los abusos del poder, dicen
Amigos del autor de Guerra en el paraíso celebran al poeta, quien cumpliría 65 años
Viernes 15 de junio de 2012, p. 6
En estos días agitados, la obra de Carlos Montemayor (1947-2010) es un punto de referencia para quienes, como él lo hizo, luchan contra los abusos del Estado y se preocupan por las personas en desgracia, coincidieron en señalar los amigos del escritor al reunirse la noche del miércoles para celebrar el cumpleaños 65 del autor de Guerra en el paraíso.
La tertulia, realizada en el Foro Cultural Coyoacanense, tuvo un invitado que conmovió al público, el propio Montemayor, cuya voz, acompañada por imágenes, se escuchó a la par de sus camaradas para hablar de sus pasiones: su natal Parral, Chihuahua, las lenguas indígenas, la poesía y al final del encuentro, ofrecer su canto.
Custodio de las lenguas indígenas
Organizada por el pianista Antonio Bravo, participaron en la peculiar fiesta el poeta nahua Natalio Hernández; el jefe delegacional de Coyoacán, Raúl Flores; el periodista Pablo Espinosa, y el escritor Ignacio Solares, quien señaló que su amigo de la infancia fue “custodio de esa llama inapagable de nuestras lenguas indígenas; prestó especial atención a los tarahumaras en sus años juveniles y, después, sobre ellos escribió un libro admirable: Pueblo de estrellas y barrancas.
Coincidimos en la sierra Tarahumara en un viaje al que nos llevaron nuestros profesores. Me llamó la atención su vivo interés por sus costumbres y ritos, pero en especial por la lengua tarahumara, de la que desde entonces empezó a aprenderse algunas palabras. Tenía una auténtica curiosidad por lo marginado, por lo olvidado, por las voces que aparentamos no entender. Por eso, más que por quienes hacen la historia, estuvo siempre con los que padecen la historia.
En su turno, Raúl Flores comentó que tuvo oportunidad de participar en una velada con Montemayor, quien tenía un gran sentido del humor, “pero también tenía un faceta que quiero resaltar: se preocupaba mucho de cómo vivían las personas, sobre todo, cómo vivía el pueblo la desgracia. A través de él muchos conocimos cómo se vivía en la guerrilla, documentó los abusos del Estado. Hoy, cuando se nos quiere convencer de que la guerra es un propósito, hay que acudir a Montemayor como referencia, pues él nos explica el sentido de la paz y el sentido de una guerra, pero cuando las personas dicen basta a la opresión.
Carlos se fue, pero está su obra, la cual sigue calando hondo y participando para hacer de México un lugar donde no haya más el nivel de marginación por el que tanto se preocupó, sobre todo por hacer que los indígenas, el arte y los jóvenes tuvieran su lugar.
Espinosa leyó el poema Adiós al poeta Tito Maniacco de Udine, de Montemayor, y recordó la ocasión del encuentro entre el escritor y el comandante Fidel Castro en Cuba, una larga reunión de la que el periodista fue testigo: Carlos recitando en griego antiguo, en latín, en italiano. Fidel mesándose la barba gris, levantando al cielo sus pobladas cejas y como Zeus remataba cada final de estrofa con un sonoro: ¡oooyeee chicooo, qué hermosa música la que traes en los poemas!
La velada continuó con las palabras de Montemayor en torno a las lenguas indígenas, las cuales han sufrido durante cinco siglos, decía, una de las represiones permanentes más brutales de la historia
; por eso consideraba que la irrupción de los escritores en lenguas originarias, quienes están hablando de sí mismos, para sí mismos, es uno de los acontecimientos más importantes de nuestra cultura a finales del siglo XX, pues la lengua no es un repertorio arbitrario de símbolos, sino una forma de entender el universo
.
Natalio Hernández, entrañable amigo del escritor, habló de la lucha que ambos realizaron en defensa de las lenguas indígenas, primero para quitarles el estigma de dialectos: emprendimos verdaderas batallas de sensibilización sobre la importancia de las lenguas del país, impulsamos la creación del Programa Nacional de Lenguas y Literatura Indígenas en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Detonamos el proceso para la creación de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas. Montemayor hizo posible que en el siglo XXI estemos hablando ya de una literatura en lenguas mexicanas: el náhuatl, el maya, el zapoteco, el rarámuri, etcétera
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Bravo cerró la noche acompañando al piano la voz del tenor Carlos Montemayor y sus canciones napolitanas, más presente que nunca, no obstante su ausencia física, gracias a su enorme legado.