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México SA

La deuda en campaña

JVM: difusa y confusa

Realidad mata discurso

A

otra que de plano no le cuadran las cifras es a Josefina Vázquez Mota, porque según ella el actual inquilino de Los Pinos no ha endeudado a sus familias. Lo dijo durante su periplo promocional por Aguascalientes y, palabras más o menos, repitió lo que alegremente presumió en el primer debate (6 de mayo), cuando ante las cámaras de televisión y con la edecán de testigo aseguró que sí soy diferente, porque vengo de dos gobiernos que no han endeudado ni hipotecado la vida de tus hijos. A todas luces la declaración de la susodicha no corresponde con la realidad. Es de suponer que la señora convirtió en acto de fe aquel famoso promocional de su partido que en 2006 insistentemente promovía lo siguiente: hay formas de que México avance sin deudas. ¡Felipe Calderón te dirá cómo!

En los hechos –algo no registrado por la candidata blanquiazul– lejos de decir cómo lo haría, el actual inquilino de Los Pinos metió el acelerador a fondo y elevó la deuda pública a niveles nunca vistos, es decir, todo lo contrario de lo presumido por la Vázquez Mota en el primer debate y en su gira por Aguascalientes. Así, los mexicanos están más endeudados que nunca, y cada uno debe el doble con respecto al paquete que, en el mismo sentido, les dejó el priísta Vicente Fox. Como se comentó en este espacio después del aquel 6 de mayo, si a la señora le pasó de noche el aumento sostenido del endeudamiento público, entonces de plano nada tiene que hacer como candidata. Parece que tampoco tomó nota de la advertencia del Fondo Monetario Internacional, el cual resaltó la importancia, para la salud financiera del país, de que la deuda pública se mantenga en una cota de 25 a 30 por ciento del producto interno bruto. Con Calderón tal nivel sobrepasó 33 por ciento del PIB, y le faltan algunos meses para mejorar en la tabla de goleo.

A lo largo de los dos gobiernos panistas, el saldo de la deuda pública se incrementó en la friolera de 13 puntos porcentuales del producto interno bruto. Si para la Vázquez Mota este resultado equivale a no endeudar a las familias ni hipotecar la vida de tus hijos, entonces estamos fritos. Durante su campaña electoral, Felipe Calderón se la pasó lanzando ajos y cebollas en contra del peligro para México porque, subrayaba, su “proyecto económico (el de AMLO) es insostenible: endeudaría más a México y generaría inflación y crisis económica como las del pasado. Su propuesta es como echarle fuego a la gasolina. En el PAN se han hecho cuentas y (para sostener tal proyecto) se tendría que recurrir al endeudamiento y después vendría la crisis económica… No se le puede apostar al viejo esquema de crisis y deuda, porque de optar por esa alternativa (…) el pueblo tendrá que seguir pagando las deudas del padre irresponsable” (26 de junio de 2006). Y se quedó tan tranquilo.

Sabias palabras las de Calderón como candidato panista, porque ya con él en Los Pinos, México registró la crisis más profunda en ocho décadas, el peor comportamiento económico desde la década perdida y el incremento sostenido de la deuda pública, de tal suerte que el pueblo tendrá que seguir pagando las deudas del padre irresponsable. Qué bueno que el peligro para México era otro. Y ya se escucha a Josefina Vázquez Mota repetir el estribillo.

Como se ha comentado en este espacio, la estadística de la Secretaría de Hacienda permite documentar lo siguiente: al cierre del año 2000 –es decir, cuando Vicente Fox comenzó a despachar en Los Pinos– el saldo de la deuda pública total neta representaba 19.9 por ciento del producto interno bruto; casi 12 años después (al concluir marzo de 2012, cifras oficiales más recientes), tal proporción se había elevado a 33.1 por ciento del PIB, o lo que es lo mismo, un crecimiento de 13.2 puntos porcentuales entre una fecha (la llegada de Fox) y otra (la cercana salida de Calderón). Como se observa, estas cifras dan solidez a lo dicho por la Vázquez Mota (vengo de dos gobiernos que no han endeudado ni hipotecado la vida de tus hijos y Felipe Calderón no ha endeudado a sus familias).

De acuerdo con la SHCP, en diciembre de 2000 el saldo de la deuda interna neta del sector público federal (que incluye el débito neto del gobierno federal, de los organismos y empresas controladas y de la banca de desarrollo) ascendió a 606 mil 182.2 millones de pesos, monto equivalente a 9.8 por ciento del producto interno bruto de entonces. Por su lado, el saldo de la deuda externa neta de igual sector sumó 76 mil 11.4 millones de dólares, igual a 10.1 por ciento del PIB. El monto conjunto de ambos renglones representó 19.9 por ciento del producto interno bruto.

Casi 12 años después, al cierre de marzo de 2012, el monto de la deuda interna neta del sector público federal ascendió a 3 billones 372 mil 85.2 millones de pesos (456 por ciento de incremento nominal con respecto al saldo de diciembre de 2000), equivalente a 23 por ciento del producto interno bruto, mientras el relativo a la deuda externa neta del propio sector llegó a 116 mil 360.2 millones de dólares (alrededor de 53 por ciento de aumento nominal en comparación con el último mes de 2000), saldo equivalente a 10.1 por ciento del PIB. El monto conjunto de ambos renglones representó 33.1 por ciento del producto interno bruto. Pero a la candidata blanquiazul sólo le preocupa la deuda de Coahuila.

Así, en los 12 años de gobiernos panistas, de los que viene Josefina Vázquez Mota, el saldo de la deuda neta total del sector público federal (interna y externa) se incrementó 66.33 por ciento en términos reales, al pasar de 19.9 por ciento del PIB en diciembre de 2000 a 33.1 por ciento en marzo de 2012. Lo mejor del caso, como ha documentado la Auditoría Superior de la Federación, es que una de las causas del sostenido incremento de la deuda pública es que los nuevos créditos se emplean básicamente para el pago de intereses y no para reducir el capital, lo que provoca que el monto de los pasivos siga en aumento. Pero, dice la candidata panista, “no han endeudado ni hipotecado la vida de tus hijos… ni a tu familia”.

Las rebanadas del pastel

Agarraos, que realidad mata discurso: “los países en desarrollo, a los que pertenece México, deben prepararse para un largo periodo de inestabilidad económica y volver a prestar atención a estrategias de desarrollo de mediano plazo… En América Latina, el panorama a corto plazo se ve ensombrecido por el débil contexto externo y limitaciones en la capacidad de algunas economías” (Banco Mundial, Perspectivas de la economía internacional).