Los sonidos de alarmas y voces fueron los más molestos, según ensayo con personas sanas
Si bien los participantes podían no recordar haberse despertado, solían sentirse menos descansados al día siguiente, señala el especialista de Harvard que dirigió el trabajo
Miércoles 13 de junio de 2012, p. 2
Boston, 12 de junio. Ciertos sonidos hospitalarios como los de alarmas electrónicas, teléfonos y conversaciones pueden despertar a los pacientes aunque estén a bajo volumen, lo que crearía un ambiente que podría demorar su curación, según indica un estudio realizado en Estados Unidos.
El informe, publicado en Annals of Internal Medicine, coincide con otro estudio anterior de este año que descubrió que los niveles de ruido en los hospitales pueden subir hasta los 80 decibeles (dB), cercanos al de una sierra eléctrica. Ya es suficientemente estresante ser paciente en un hospital, donde hay mucho barullo por la noche
, dijo Orfeu Buxton, neurocientífico del Hospital de Brigham y las Mujeres y de la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, quien dirigió el estudio.
Para medir cuán altos tienen que ser ciertos ruidos para despertar a las personas, Buxton y sus colegas vigilaron el sueño de 12 personas saludables mientras investigadores hacían ruido en la habitación donde dormían.
Muchos de los ruidos fueron grabados de un hospital real. Incluían los de alarmas, personas hablando, aviones y de un carro de lavandería pasando por un pasillo.
Durante la noche, los investigadores pasaron los ruidos de uno en uno. Primero como susurro, y si las ondas cerebrales de la persona parecían no responder, los expertos subían el nivel hasta que el paciente
despertaba o hasta que el volumen llegaba a los 70 dB, aproximadamente, similar al de un grito humano.
Los resultados mostraron que las alarmas y voces eran los ruidos más molestos a la hora de interrumpir el descanso, dijo Buxton. Incluso durante el sueño profundo, más de la mitad de las personas se despertó cuando la alarma sonaba a nivel de susurro.
Del mismo modo, casi tres cuartos de los participantes se despertaron por el sonido de personas que conversaban a nivel de susurro durante la etapa de sueño más ligera, indicó el equipo. Si bien los participantes podían no recordar haberse despertado por los sonidos, solían sentirse menos descansados al día siguiente, dijo Buxton.
El tránsito exterior, el sobrevuelo de un avión, el despegue de un helicóptero y el sonido de una descarga de inodoro fueron los ruidos que menos interrumpieron el sueño.
Los investigadores también midieron cómo respondían las pulsaciones de las personas a cada sonido y hallaron que los despertares generaban un leve aumento en el ritmo cardiaco. El resultado nos dice que ésta es una respuesta sicológica genuina negativa
, dijo Jeffrey Ellenbogen, jefe de medicina del sueño del Hospital General de Massachusetts, quien codirigió el estudio. Todos los participantes eran personas saludables que no estaban internadas, por lo que para Ellenbogen es de esperar una molestia mayor en enfermos y hospitalizados.