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Elecciones 2012

Candidatos en Jalisco aprovechan los llamados a ver el debate para promoverse

Prevalecen los buenos modales entre los considerados punteros de la contienda

Desde Los Cabos, Calderón se suma a las críticas de Vázquez Mota contra López Obrador

 
Periódico La Jornada
Lunes 11 de junio de 2012, p. 8

Guadalajara, Jal., 10 de junio. Nuevo formato, viejas formas de debatir. Las innovaciones para el segundo debate presidencial no alentaron un mayor contraste de proyectos, aunque en las concentraciones partidistas convocadas en esta ciudad los militantes festejaron como logro cualquier amago ofensivo de sus candidatos, aunque quedara la sensación de haber presenciado un mero round de sombra.

A la distancia, un destacado panista siguió el debate. Desde Los Cabos, el presidente Felipe Calderón observó a sus posibles sucesores, aunque sólo acusó un golpe, que lo inquietó, la advertencia lopezobradorista de cancelar los privilegios de la alta burocracia. No resistió la crítica y se lanzó al ruedo de las redes sociales para responder vía Twitter:

Si el gobierno despidiera a todos los altos funcionarios, de director a presidente, ahorraría 2 mil millones de pesos, no 300 mil millones de pesos. Con medio sueldo: mil millones. En los 140 caracteres de rigor, con su mensaje se sumó en las redes sociales a los volados de derecha que en el set de la Expo Guadalajara su candidata, Josefina Vázquez Mota, lanzaba a López Obrador, sobre el ahorro en salarios.

Convocados con anticipación, panistas, priístas e izquierdistas acudieron con la convicción de reivindicar la victoria de su candidato, con independencia del saldo final del debate.

Ilusión de simpatizantes

En Guadalajara, en el puente Matute Remus, unos 2 mil 500 panistas se concentraron para vitorear a su candidata, lanzando ataques a sus principales adversarios. Abucheos a Peña Nieto y López Obrador, consignas a cada intervención de Vázquez Mota, quien lanzaría la mayor cantidad de golpes a sus adversarios, para ilusionar a sus simpatizantes.

En la plaza Liberación, a espaldas de la Catedral, unos 4 mil simpatizantes priístas y ecologistas observaron el debate en tres pantallas gigantes, distribuidas a lo largo del lugar dentro de un cerco de vallas al que para ingresar grupos de civiles hacían revisiones tras pasar por arcos detectores de metales. El control de seguridad de rigor, preámbulo de la llegada del candidato tras el debate.

Contra lo esperado, los adeptos de Peña Nieto reunidos no criticaron abiertamente la aparición de Andrés Manuel López Obrador, pero sí lo hicieron en contra de Josefina Vázquez Mota cada vez que apareció.

Consecuencia de la política local, las izquierdas siguieron divididas en la entidad, en dos lugares, en la Rambla Cataluña, los perredistas; en las inmediaciones de la Minerva –donde llegaría posteriormente López Obrador– el Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo. Abucheos para Vázquez Mota y Peña Nieto, en sus participaciones marcaron el seguimiento del debate.

En la Rambla Cataluña, el PRD instaló pantallas para que un millar de militantes acudieran al llamado del candidato a gobernador de ese partido, Fernando Garza Martínez, quien estuvo presente desde el inicio de la transmisión.

Junto a los Arcos de Guadalajara, muy cerca de la Minerva, fue la otra concentración, con unas 4 mil personas, la mayoría población sin vestimenta que los identificara en favor del candidato de las izquierdas. La convocatoria era del candidato a gobernador, Enrique Alfaro Ramírez.

En cuanto al debate, las diferencias con el primero no sólo fueron en el formato, sino también en los modales de quienes aparecen ya como los punteros en la contienda. El rumbo de la elección ha cambiado y si en mayo Peña Nieto y López Obrador se saludaron con algo más que frialdad, en esta ocasión las buenas maneras prevalecieron en los minutos previos al debate, preámbulo de la prudencia con que ambos se trataron durante el debate.

Desde temprano llegó al set del debate el moderador, Javier Solórzano, para ensayar la compleja mecánica de administrar el tiempo que le permitiría sortear con el menor número de errores el vital encuentro.

En el lugar, contiguo al edificio, estaban preparados cuatro campers, habilitadas como camerinos, para que cada candidato se maquillara y tuviera la última preparación para el segundo debate.

El ambiente de relajamiento en ese espacio para los candidatos constrastaba con la estricta custodia del Estado Mayor Presidencial en el resto del inmueble, con el patrullaje que a ratos miembros del Ejército realizaron para salvaguardar la seguridad, con el despliegue de las policías Federal, estatal y municipal para evitar contratiempos.

El primero en arribar, sin saco y afable, fue Peña Nieto, pese a que en el orden sorteado quien debió hacerlo era López Obrador. En enseguida llegaron otros integrantes del círculo cercano del priísta, como su coordinador general de campaña, Luis Videgaray.

De avanzada, el perredista mandó a su comitiva, encabezada por Nicolás Mollinedo. Minutos después apareció el jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, como parte del equipo cercano que incluyó a Juan Ramón de la Fuente, Claudia Sheinbaum y Fernando Turner, así como sus hijos y esposa.

El despliegue de seguridad más importante fue el que acompañó a Margarita Zavala, esposa de Calderón, protagonista en el círculo cercano de Vázquez Mota, con su coordinador de campaña, Roberto Gil, a la cabeza; además, Santiago Creel, Max Cortázar y Ernesto Cordero, entre otros, quienes llegaron a bordo del autobús albiazul, y la acompañaron, al igual que su familia.