Arriaga, Chis., 3 de junio. Las agresiones contra los migrantes que llegan a esta ciudad para tratar de subirse en el tren, La Bestia, y cruzar México en su viaje a Estados Unidos continúan ocurriendo, informaron el sacerdote Heyman Vázquez Medina, director del albergue Casa del Migrante Hogar de la Misericordia y fuentes del consulado de El Salvador.

Vázquez Medina afirmó que en lo que va de este año fueron denunciados por lo menos cinco casos de violación sexual contra mujeres migrantes, sólo en esta zona de la costa del estado, recordó que en 2008, por ejemplo, la mayoría de mujeres que llegaban a Arriaga ya habían sido agredidas sexualmente en otros lugares donde se concentran los cientos de centroamericanos para tomar el tren hacia el norte del país.

Entrevistado en sus oficinas ubicadas en la parroquia de este lugar dijo que de marzo a la fecha se incrementó en 75 por ciento el flujo de indocumentados centroamericanos, por lo que en ese lapso llegaron al albergue que él hasta 65 indocumentados al día, cuando el promedio en general es de entre 30 y 40.

Lamentó que la actitud de los agentes del Instituto Nacional de Migración sigue siendo igual: déspotas y abusan de su autoridad; es lo común, no hay un cambio para dar un trato más humano a la gente.

En tanto, diplomáticos salvadoreños manifestaron, de acuerdo con un informe interno, que de enero a mediados de mayo se han presentado 128 casos de agresiones contra ciudadanos de ese país, incluyendo violaciones a los derechos humanos por parte de autoridades mexicanas.

Añadieron que en La Arrocera, ubicada en Huixtla, colindante con Tapachula, han ocurrido por lo menos 25 agresiones en lo que va de 2012, entre asaltos, violaciones y amenazas.

Detallaron que en La Arrocera los esperan grupos de delincuentes que muchas veces se suben en los árboles para evitar ser descubiertos, y una vez a su alcance los obligan a desvestirse y dejar la ropa para registrarlos y robarles sus pertenencias mientras los apartan del sitio para que no hagan nada.

Refirió que recientemente se han incrementado los abusos de conductores de unidades de pasaje público que cobran altas cantidades de dinero a los migrantes por trasladarlos y no denunciarlos ante la autoridad.