Martes 29 de mayo de 2012, p. 2
Washington/Stanford, 28 mayo. Científicos de la Universidad de Stanford detectaron radiactividad procedente de la catástrofe de Fukushima en atunes rojos ante la costa de Estados Unidos.
Los atunes pescados en agosto de 2011 ante la costa de California tenían mayor carga de cesio 134 y 137 que los capturados tres años antes en las mismas aguas, según un artículo publicado hoy en la revista Proceedings, de la Academia de las Ciencias de Estados Unidos (PNAS).
En marzo de 2011, el maremoto que afectó a Japón llevó a que se liberaran y vertieran al mar grandes cantidades de radiactividad de la central de Fukushima.
Según el equipo de investigadores de Stanford, liderado por Daniel Madigan, los valores medidos en los atunes están por debajo del límite de 100 becquerelios por kilogramo de pescado determinado por el gobierno japonés.
El científico Marc-Oliver Aust, del Instituto de Ecología Pesquera de Hamburgo, afirmó que la carga de cesio medida en Estados Unidos no constituye un peligro para el ser humano.
Una comida de pescado de 200 gramos supondría 0.064 microsieverts de cesio 134 y 137. Sólo a modo de comparación, un europeo medio está expuesto a diario a una dosis de 2 mil 300 microsieverts sólo por la radiactividad natural.
De Japón hacia EU
Del atún rojo del norte del Pacífico se sabe que nace en aguas de Japón y emigra a la costa de Estados Unidos.
Madigan y su equipo compararon la carga radiactiva de 15 pescados capturados en agosto de 2011 con los cinco atrapados en 2008 y los cinco atunes de aleta amarilla. Sólo en los atunes rojos de 2011 se encontraron restos de cesio 134, que tuvo que llegar de Fukushima.
Los científicos abogaron por aprovechar el hallazgo para investigar a otros animales marinos que pudieron verse afectados por la catástrofe atómica.