En los últimos cinco años Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) ha sufrido una drástica caída de casi 20 por ciento en el número de pasajeros atendidos, así como en las operaciones realizadas en los 18 aeropuertos que conforman su red nacional de terminales aéreas.

De 2007 a octubre de 2011 –la información oficial más reciente– ASA pasó de 1.8 millones de viajeros a 1.4 millones, mientras las operaciones de aterrizaje y despegue se redujeron de 168 mil a 130 mil, en ese lapso.

La quiebra y desaparición de cuando menos cinco aerolíneas en estos cinco años (Aviacsa y Mexicana de Aviación, entre ellas) es una de las principales causas en esta caída, que ha generó a su vez graves repercusiones económicas a este organismo descentralizado, que sólo en 2010 reportó una cartera vencida de 4 mil 990 millones de pesos. La mayor parte de estos recursos son adeudos incobrables por venta de combustible.

La situación es complicada para el organismo descentralizado, cuestionado desde hace tiempo por su eficiencia administrativa, incluso por la Auditoría Superior por la Federación, instancia que debido a millonaria deuda por combustible que dejó Mexicana de Aviación, ordenó que se comenzaran investigaciones, de que las que hoy todavía se desconocen sus resultados.

En su informe 2011 –aunque sin explicación sólo reporta datos hasta octubre–, ASA informa sobre una pérdida de 117 millones de pesos sólo en la administración de su red de aeropuertos. En su página web, una de las peor evaluadas por presentar información incompleta y con rezagos de hasta más de un año, presenta todavía información correspondiente a 2010 sobre el número de pasajeros atendidos y operaciones realizadas.

De esta forma, con información totalmente desactualizada, ASA informa en su página web que en 2010 por sus 18 aeropuertos se movilizaron 1.5 millones de pasajeros, mientras el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México atendió a 24.1 millones en el mismo lapso.

La red de 18 aeropuertos de ASA –a excepción de Ciudad del Carmen– está subutilizada y presenta crecientes pérdidas económicas. Por ejemplo, las terminales aéreas de Nogales, Tehuacán, Tamuín y Palenque no reportaron ningún vuelo comercial en los últimos meses, y sólo atendieron algunos vuelos privados o ejecutivos, así como actividades de funcionarios gubernamentales.