Bruselas, 22 de mayo. El estreno en una cumbre europea del presidente francés, Francois Hollande, se prevé mañana complicado. Una de sus ideas estrellas, la creación de eurobonos para salir de la crisis, chocará contra la fuerte resistencia de la canciller germana Angela Merkel, quien se dijo sorprendida y, aunque los considera positivos, piensa que todavía son prematuros. Lo que en principio estaba destinado a ser una cena casual de trabajo, bautizada en la jerga de Bruselas como consejo informal, centrado en el crecimiento y el empleo, podría derivar en un enfrentamiento conceptual entre una facción pro eurobonos y otro grupo contrario a la idea de financiar el crecimiento con deuda.

La Comisión Europea (CE) no cree que los eurobonos que patrocina, entre otros, el presidente de Francia, sean una solución inmediata a la crisis de la eurozona.

Desde la elección a principios de mayo del nuevo presidente francés, el socialista Francois Hollande, Merkel recibe críticas dentro y fuera de Europa por sus políticas de rigor, que no incluyen medidas para favorecer el crecimiento.

Otros temas sobre la mesa de trabajo serán la hipótesis de crear una tasa Tobin europea, aplicable a las transacciones financieras, o un aumento del capital del Banco Europeo de Inversiones (BEI), así como los denominados bonos para proyectos sustentables a cargo del presupuesto de la UE para financiar infraestructuras e inversiones ecológicas en energías renovables.

No obstante, Bruselas rebajó las expectativas: los bonos de proyectos sostenibles no harán el truco de restaurar el crecimiento sostenible por sí mismos, comentó Amadeu Altafaj, portavoz del comisario de Asuntos Económicos de la UE, Olli Rehn.

El aterrizaje de Hollande en la pista europea no podía ser más accidentado. Merkel reiteraba que el debate de los eurobonos no entra oficialmente en la agenda de la cumbre de este miércoles. Además, la ministra austriaca de Finanzas, Maria Fekter, mandaba un recado directo a París: ¿Crecimiento financiado con deuda? Esas son recetas pasadas.

Fekter, aliada tradicional de Berlín junto a Holanda y Finlandia en el acorazado de la austeridad, fue incluso más allá, al calificar abiertamente el proyecto abanderado por Hollande de tontería.

En un incómodo centro del terreno de juego, la CE transmitía un mensaje diplomático y conciliador. Los eurobonos no son la solución inmediata a la crisis, comentó Olivier Bailly, portavoz de Bruselas. Seguimos pensando que las euro-obligaciones son un elemento importante para asegurar la estabilidad financiera de la eurozona, matizaba después.

Olli Rehn reiteró que la idea de los eurobonos debe ser complementaria, pero no sustitutiva, de finanzas públicas saneadas en pos de un déficit público por debajo de 3 por ciento del producto interior bruto (PIB) y de una deuda por debajo de 60 por ciento.

Para los expertos, la creación de eurobonos, o títulos de deuda respaldados por los 17 socios de la eurozona, traería muchas ventajas: desaparecerían las emisiones de deuda de cada socio individual, con lo cual los miembros del bloque ya no tendrían que realizar subastas de letras a tres meses o, por ejemplo, de bonos a cinco años.