Boca del Río, Ver., 20 de mayo. Rubén Blades es una efigie en la música popular contemporánea –no sólo de la salsa, en la que desde hace cuatro décadas formó parte del catálogo del emblemático sello Fania–, además de haber actuado en decenas de películas, pero en los cinco años que formó parte del servicio público de su país, Panamá, como ministro de Turismo “no tuve ni guitarra en casa; estaba en mi trabajo sin distracción. Ese empleo me hizo menos egoísta, más solidario y me ayudó a entender mejor a mi país… salí mejor persona que cuando entré, porque cuando entras a ese servicio desarrollas la paciencia. Había gente que hubiera preferido ahorcar en ese tiempo, pero no pude porque era servidor público”, dijo el músico antes de su presentación anoche en el Festival de Salsa Boca del Río 2012, que fue el cerrojazo de oro.

Blades (quien el 29 de mayo lanzará un nuevo disco junto con otro referente, Cheo Feliciano, a quien he admirado toda la vida) dijo: Si en ese lustro de político me hubiera dedicado a seguir haciendo música o cine hubiera sido criticado por no cumplir completamente con mi trabajo. En ese tiempo no extrañé trabajar de músico porque tenía otra escena.

¿Cómo se le da más felicidad a la gente, siendo político o artista?, preguntó La Jornada al panameño.

Afirmó: Son dos formas distintas, pero que pueden tener efectos paralelos en cuanto importancia. No puedes resolver el problema de Pablo Pueblo cantando, pero sí puedes cantar de Pablo Pueblo cuando nadie se acuerda de él. Crear el argumento planteado para que las personas se identifiquen con él. Puedes cambiar las cosas por la vía pacífica o por las armas. Si es por la primera, la que escogí, entonces tengo que salirme de la comunidad (musical) en la que estoy, y meterme de lleno en el servicio público. Ambas cosas son importantes. La música me sirvió cuando fui funcionario porque a la convocatoria la gente llegaba por la credibilidad que tenía al artista, y eso no lo tienen muchos políticos.

Blades se quitó la gorra para ofrecer su reconocimiento al extinto Carlos Fuentes, a quien conoció en la Universidad Harvard en 1984, donde el escritor ofreció una conferencia magistral. Habló del aporte real de la salsa a la cultura: “Una vez platiqué con don Carlos (Fuentes) en un concierto en el que estuvimos con Willie Colón. Me dijo algo que nunca olvidé. Decía que la razón por la cual respetaba el trabajo que hacíamos era que él cuando escribía una novela lo hacía en 300 páginas, pero nosotros escribíamos una pieza en siete minutos, y que esa historia era dirigida a un auditorio supuestamente inculto. Fuentes decía que desarrollábamos cuentos cortos cantados, por lo que nuestra música era parte de una propuesta cultural.

“Entonces, cuando toco en lugares como Boca del Río no voy a enseñar nada, sino a identificarme con la gente, para recordarle con mis canciones –que ya hizo suyas– las situaciones urbanas, las cuales por la manera en que las planteo son consideradas una forma de literatura popular, en ese sentido. No hago salsa intelectual, sólo hago cuentos cortos y los planteo más allá del sistema tradicional de la salsa, de eso ‘de que vente mamá vamo’ a gozá’, que también está bien, porque es necesario tener todo tipo de música, escapar de todas las cosas.

Sin embargo, también se puede realizar un trabajo de información, que demuestre que los problemas de tu ciudad son los que existen en otros lugares, y plantear soluciones. Traemos una propuesta de cultura popular y lo que funciona en Panamá, funciona en todas partes y en cualquier idioma.

Utopías

El artista, que ahora toca con una banda de su país –algo que, comentó, había querido desde hace tiempo–, afirmó que esos cuentos cortos que a sus casi 64 años (los cumplirá en julio) ha creado son utopías.

La utopía es importante porque la imaginación es necesaria para crear un argumento en términos políticos y sociales. Creo que ya es hora de empezar a cambiar las cosas con un nuevo paradigma, y para ello hay que creer en algo que hoy no existe, pero que nos hará poder hablar de utopías, de posibles respuestas. Yo creo en ellas, aseveró.

Blades se ha dedicado a grabar en los dos años recientes. Además del disco con Cheo Feliciano, editó otro de tango; también tiene otra placa más en portugués con un grupo brasileño, y una redición de su clásico Cantares del subdesarrollo, con Roberto Delgado.