La diferencia es mayor en zonas urbanas, agrega reporte académico sobre el tema
En México, 22 millones de personas no tienen acceso a drenaje y 3 millones carecen del líquido potable
Viernes 11 de mayo de 2012, p. 38
Los hogares pobres de México son los que destinan más recursos económicos para satisfacer necesidades básicas de agua. De acuerdo con un estudio editado por la Red Interamericana de Academias de Ciencias, la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, en el país existen 22 millones de personas que no tienen acceso a drenaje y 3 millones carecen de servicio de agua potable; la mayoría de ellas son de escasos recursos económicos y tienen un alto grado de vulnerabilidad.
El análisis Los recursos hídricos en México, situación y perspectivas
, incluido en el Diagnóstico del agua en las Américas, refiere que la pobreza también está relacionada con el acceso a la infraestructura pública para la provisión de este recurso.
Señala cómo los hogares sin condiciones de pobreza son más propensos a contar con una conexión a la red pública dentro de la vivienda, en tanto que es más probable que un hogar pobre tenga que proveerse del recurso a partir de una conexión a la red pública, pero fuera de la vivienda o a través de otras fuentes, tales como una pipa, un pozo, un río u otra vivienda.
También señala la presencia de una marcada diferencia entre hogares rurales en condiciones de pobreza alimentaria y hogares urbanos sin pobreza, ya que sólo uno de cada tres hogares rurales pobres tiene una conexión a la red pública en el interior de una vivienda, mientras que casi 90 por ciento de hogares urbanos sin pobreza cuenta con ese servicio.
En el capitulo México, coordinado por María Luisa Torregrosa, miembro de la AMC, se hace referencia a la línea de drenaje. El estudio asienta que apenas 30 por ciento de los hogares pobres en zonas rurales tienen este tipo de conexión, mientras que la cobertura para hogares urbanos sin pobreza es mayor a 90 por ciento.
Menciona que 38 por ciento de los hogares pobres en zonas rurales no disponen siquiera de drenaje, lo cual implica que este tipo de hogares se enfrentan a condiciones adversas que probablemente representan mayores riesgos para la salud y de contaminación de las fuentes de agua.
El documento asegura que en materia de gasto de agua, como proporción del gasto total del hogar, es mayor para los hogares pobres que para los no pobres.
La diferencia es más acentuada en zonas urbanas, donde un hogar pobre destina en promedio 3.4 por ciento de su gasto total, contra el promedio de 1.8 por ciento que destina una casa no pobre, lo que significa que una familia pobre paga casi dos veces más (en términos relativos) de lo que hace una no pobre en una zona urbana.
A escala nacional, argumenta, esta relación es de 1.7 a 1 y de 1.6 a 1 para los hogares rurales. Es decir, para cubrir sus necesidades del agua, los hogares pobres tienen que sacrificar mayor proporción del ingreso que un hogar no pobre.
La compra del agua embotellada es una de las medidas de protección más costosas que se adoptan. México, asegura el análisis, es el segundo consumidor de agua embotellada en el mundo, lo cual puede estar relacionado con diversos aspectos como el crecimiento de ese sector económico, pero también existe evidencia de la relación entre compra de agua embotellada y las deficiencias del servicio, particularmente en términos de tandeos, mala calidad del agua o desconfianza en su calidad. Por esa razón el gasto en agua embotellada es mayor entre los hogares pobres.