Aseguran que los efectivos adquirirían conocimientos inaccesibles en el país
Martes 8 de mayo de 2012, p. 12
En los años recientes, el gobierno mexicano ha mantenido su negativa a participar en misiones de paz. Mientras, el Ejército y la Armada de México han tomado con seriedad la posibilidad y han iniciado la preparación teórica y el adiestramiento de cuadros para tomar parte en operativos de pacificación y reconstrucción en el extranjero, bajo las órdenes de la Organización de Naciones Unidas, cuando reciban la luz verde para hacerlo.
Estamos listos para actuar
, sostienen militares y marinos entrevistados al respecto, quienes indican que la decisión de tomar parte en misiones de paz es política y no militar.
Mientras se toma una resolución al respecto, los militares y marinos mexicanos ya emprendieron acciones.
La Armada de México dio sus primeros pasos en la internacionalización
de sus operaciones, cuando participó en 2009 en el ejercicio naval Unitas Gold 2009, organizadas por Estados Unidos, en el que 397 marinos a bordo de la fragata Mina –la cual transportaba dos helicópteros–, se unieron a 10 mil militares de 11 países del continente y Alemania que tomaron parte en los mayores ejercicios navales del hemisferio, junto con 30 buques, dos submarinos y más de 50 aviones.
Mientras que el Ejército, que había sido renuente a llevar a cabo acciones conjuntas y había mantenido un bajo perfil en sus relaciones internacionales, participó por primera vez en la historia –del 2 al 9 de mayo pasado– en el ejercicio táctico
denominado Ardent Sentry 12 (centinela de fuego) junto con el Ejército de los Estados Unidos y asumió hace unos meses la presidencia de la Conferencia de Ejércitos Americanos.
Además, en los planteles militares ya se estudian materias relacionadas con las misiones multinacionales de paz de la ONU, derecho internacional, derecho internacional humanitario, así como idiomas (particularmente inglés y francés).
Fuentes militares confiaron que oficiales del Ejército Mexicano ya han participado como observadores
en misiones de paz.
Agregaron que si participara México, el beneficio para los soldados sería enorme, porque los soldados recibirían adiestramiento en el uso de armas, comunicaciones, además de conocer tácticas, estrategia y logística a la que no están acostumbrados.
Esto, sin contar el beneficio económico para los soldados, quienes recibirían un sueldo por parte de Naciones Unidas y su salario íntegro en México.
Por su parte, el Centro de Documentación, Información y Análisis de la Cámara de Diputados señaló recientemente en un documento sobre el tema que antes de que México decida integrarse a las misiones de paz, debe: determinar los intereses de México en el mundo y ver si coinciden con el envío de tropas al exterior; que la participación sea selectiva, definiendo tareas y acciones a seguir; incluir los operativos de paz en la doctrina nacional de defensa y seguridad; modernizar las fuerzas armadas y destinar presupuesto para financiar el envío de tropas al exterior.
México, indicó, ocupa el lugar 23 entre los principales donadores a la ONU y aporta más de 32 millones de dólares anuales al mantenimiento de operaciones de paz, y que a pesar de ello se mantiene al margen de dichos operativos, lo cual es difícil de entender para funcionarios de Naciones Unidas y países latinoamericanos que sí toman parte en las operaciones.