os problemas de la red eléctrica en el área central, que incluye la zona metropolitana y sus alrededores, son especiales y, algunos, distintos de los del resto del país. Esta área era atendida por Luz y Fuerza del Centro (LFC) y ahora, obviamente, por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y no se han construido ni instalado plantas de generación eléctrica durante décadas. En otras regiones la capacidad de generación está incluso sobrada.
La demanda eléctrica aquí es enorme y creciente y ha sido atendida sólo en una tercera parte por plantas que están a 200 kilómetros de distancia del centro o menos. Los otros dos tercios de esa demanda central son atendidos por plantas que están a más de 200 kilómetros, incluso en Chiapas, en el río Grijalva, a 700 kilómetros, e incluso más, en el caso de algunas plantas.
En el camino de estas rutas largas hay importantes cargas que distorsionan esa electricidad, incluso plantas de producción de acero y de refinación de aluminio, fábricas de concreto y otras. Entonces, en la zona central hay inestabilidad, bajo voltaje incluso con descompostura de aparatos domésticos, insuficiencia de energía y apagones. No sólo son problemas locales, que de todos modos los hay, sino por la lejanía de la mayor parte de las fuentes de electricidad. Cuando existía LFC se decía, en un documento, que se había llegado a un riesgo permanente de colapso de voltaje en la zona
y que la falta de generación cercana y el constante incremento de la demanda de energía eléctrica ha originado que el área de control central se encuentre operando de manera continua en estado de ALERTA
(agosto de 2005).
Una medida frente a estos problemas es el uso de plantas muy eficientes, con súper aleaciones y combustóleo desulfurado, con la caldera trabajando a más de 600 grados centígrados. Estas plantas no se han instalado en este país. Lo más rápido en que se han instalado ha sido de unos dos años, más rápido que una planta convencional. Se puede o pueden instalar en las afueras del valle de México.
Hay otra alternativa, ambas no se excluyen, pero la que vamos a exponer es más rápida de fabricar e instalar que las plantas mayores. Hubo un intento de LFC de instalar 20 plantas turbogás relativamente pequeñas, para atender localmente zonas especialmente afectadas, ligadas cada una a una subestación. Este tipo de plantas se usa para emergencias y en momentos difíciles. Pero sólo se pudieron instalar 14.
El gas era una traba, debía instalarse el gasoducto hasta cada subestación por la empresa española a la que se le dio el monopolio de instalar estos ductos y para otros servicios relacionados. Ya había habido explosiones de gas, y en zonas así la gente impidió que se hiciera una nueva instalación, y la turbogás no se pudo instalar.
Las plantas instaladas, de 32 megawatts cada una, algo ayudaron pero la demanda fue aumentando de nuevo. El gas es muy caro, una planta turbogás consume mucho más que una planta de gas de uso permanente, por cada kilowatt generado. Además, el gas de estas plantas tiene, a los más de 2 mil metros de altura sobre el nivel del mar que tenemos, como 30 por ciento de pérdidas. Una buena parte del gas del país es importado. Eso, más las pérdidas del nitrógeno que usa Pemex. De todos modos, y a pesar de los inconvenientes, las plantas turbogás fueron un antecedente. Envían la electricidad a través de las líneas de 23 mil volts que recorre esta área, en grupos de tres líneas a 10 metros de altura (tensión media).
La solución actual viable incluye lo siguiente:
Cubrir todas las subestaciones del área, aproximadamente 50. Usar motores diesel, que tienen más compresión que los motores, o las turbo, de gas, y por lo mismo aumentan la salida de potencia; que no requieren gasoductos y por lo tanto se pueden instalar más rápido que los de gas.
Los últimos gobiernos han subido artificialmente el precio del diesel, que antes era más barato que la gasolina y ahora ya lo hicieron más caro. Esta es otra de las plagas que se deben corregir, pregúntenles a los camioneros y traileros, entre otros.
El motor mueve, hace girar, un generador de electricidad de las dimensiones adecuadas. La electricidad debe ser controlada conforme a equipos que detectan las características y problemas de la red existente. De la electricidad que generan el motor y el generador se usa un transformador para llegar a los 23 mil volts de la red de tensión media que está por todos lados en esta región.
Conforme a los problemas detectados, el motor diésel se prende o se apaga, y aumenta o reduce su velocidad.
La fabricante Hyunday reportó que una planta de este tipo, con motor diesel, ubicada en Puerto Príncipe, Haití, no tuvo daños con el terremoto, y que era la única planta en pie después del sismo.
Habrá que ver en qué medida y forma se pueden aprovechar las 14 pequeñas turbogás existentes.
La potencia total que se instalaría, si son 50 subestaciones, serían 1,600 megawatts, y ya es también una ayuda en lo general. Si se pueden aprovechar, tal vez con cambios, las 14 turbogás, se agregarían poco más de 1,000 megawatts de potencia a la red.
Con estas plantas es mucho más fácil mantener este servicio eléctrico en buen estado. Y ya no sería cuestión de poco más de dos años, como con las mejores plantas grandes, sino de unos cuantos meses.
Este tipo de plantas tampoco existe en México, muy probablemente los funcionarios de aquí ni saben de su existencia; pero las hay en muchos países, y lo importante es adaptarlas a nuestras necesidades. Los sistemas en general se llaman Generación Distribuida
. Ésta es una modalidad reciente de aplicación mundial en grandes ciudades con insuficiencia de generación cercana.
Este sistema reduciría las pérdidas de electricidad en el área central, al detectar y subsanar las fallas. Y esto puede ser un punto de apoyo para reducir las tarifas eléctricas.