Insuficiente e ineficiente la política contra las drogas: especialistas
Viernes 27 de abril de 2012, p. 4
La narcocultura en México ha hecho de niños y jóvenes su mejor materia prima; incluso, hoy muchos chicos prefieren ser “ricos y poderosos, como El Chapo, en lugar de ganar un premio Nobel”, señalaron especialistas durante el Foro internacional sobre políticas de regulación del consumo de drogas, organizado por la UNAM.
Agregaron que la política en torno a las drogas es insuficiente e ineficiente; no entiende la realidad de los consumidores y los criminaliza.
Roberto García, investigador de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la máxima casa de estudios, indicó que la guerra contra las drogas emprendida por el gobierno federal no ha arrojado saldos benéficos para la juventud. Resaltó que la Red por los Derechos de la Infancia dio a conocer que en los últimos cuatro años más de mil niños han perdido la vida debido a esa estrategia contra la delincuencia, aunque los datos gubernamentales reportan 427.
Señaló que un documento de la Comisión de Seguridad de la Cámara de Diputados destaca que unos 10 mil menores han quedado huérfanos; además de que organismos internacionales reportan que 160 mil familias han sido desplazadas y se estima que 23 mil jóvenes han sido reclutados por el crimen organizado.
El consumo de droga –dijo– no se presenta exclusivamente entre los jóvenes; ese es un mito que se debe romper. La mayoría de las veces, la realidad (sobre los estupefacientes) está muy distante de los discursos oficiales. Se requiere una política que transite hacia las condiciones propias del bienestar social y buscar ahí el origen de sus condiciones actuales, como la falta de oportunidades de empleo y educación
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Durante la mesa Drogas, sectores sociales y medios de comunicación, que se desarrolló en la Antigua Escuela de Medicina de la UNAM, el académico subrayó que la política prohibicionista en torno al consumo de narcóticos, que se ha sobredimensionado para justificar acciones persecutorias, ha permitido el fortalecimiento del crimen organizado. Y la juventud es uno de los sectores más dañados por ello.
Los jóvenes no sólo son asesinados por los presuntos criminales, en años recientes también han muerto en manos de militares y paramilitares.
Algunas estadísticas que reflejan la realidad de este sector muestran que 9.23 por ciento de los delitos a escala nacional son cometidos por menores de 12 a 15 años. Además, muchos niños y jóvenes que se han ligado a las bandas del crimen ganan entre 500 y 600 pesos sólo por informar dónde se venden drogas.
Marisa Feffermann, profesora del departamento de Educación del estado de Sao Paulo, Brasil, aseveró que es una quimera pensar que en el contexto de inmensa desigualdad social, con elevados índices de desempleo y subempleo, los jóvenes atraídos por la posibilidad de una ganancia económica rápida serán intimidados por la simple perspectiva de punición penal. Esto refleja la insuficiencia de un modelo represor
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En la segunda mesa de ayer, expertos en temas indígenas hablaron de la importancia de las plantas sagradas
para las culturas originarias, muchas veces, por la ignorancia, consideradas como drogas.
El uso de alucinógenos (hongos, semilla de la virgen, amanita muscaria, toloache, floripondio o daturas, entre otros) como medicina terapéutica o para un ritual religioso, es reflejo de los valores culturales de pueblos originarios, que deben ser respetados como parte de sus tradiciones ancestrales, manifestó Rodolfo Stavenhagen, del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México.