La libertad creativa que ofrecen permite contar historias originales e inteligentes, señala
Estos programas tienen en común la honestidad y la sorpresa
, afirma el guionista de Los Soprano
Jueves 19 de abril de 2012, p. a10
París, 18 de abril. No es en Hollywood, sino en las series televisivas donde se está haciendo hoy en día el mejor cine, asegura Terence Winter, galardonado guionista de Los Soprano, la mítica serie sobre la mafia, y creador de Boardwalk Empire, sobre la época de la ley seca.
Invitado de honor del Festival Seriesmania, que atrae estos días en París a cientos de fans de las teleseries, Winter hace una clara distinción entre las series de los canales por cable, como HBO, y las llenas de clichés, que se conciben sobre todo para vender productos.
Antes de la llegada de la televisión por cable, las series estadunidenses estaban orientadas a las necesidades de la publicidad, subrayó Winter en entrevista con Afp, en un lujoso hotel parisino. “Se resumían a ‘agarramos al culpable, solucionamos el crimen, y ahora compren este jabón’”, dijo.
En cambio, series impecablemente bien hechas, como The Wire (HBO), la premiada Mad Men y Breaking Bad (canal AMC) se han saltado las reglas y se han apropiado de lo mejor del lenguaje cinematográfico para tratar temas que Hollywood no se atreve a explorar.
Esas series tienen en común la honestidad, y la sorpresa
, afirmó el ganador de un premio Emmy, el Óscar de la televisión.
A veces estoy viendo una (de esas series) y no veo venir (el desenlace). Y casi me caigo de la silla de la sorpresa
, dijo el escritor y productor de 51 años, quien hace 20 abandonó su carrera de abogado en Nueva York y se trasladó a Los Ángeles con la aspiración de dedicarse a guionista.
Todos pensaron que estaba loco
, señaló Winter, quien compartió su disfrute por ser parte de lo que califican de la edad de oro
de las series, sobre todo en los años llenos de magia
en que escribió o coescribió 25 episodios de Los Soprano.
Filmes sólo visuales
No ocultó su menosprecio a lo que se proyecta en la mayoría de las salas oscuras del planeta, que llevan el sello made in Hollywood.
Recordó que en los años 70 las candidatas a un Óscar eran cintas, como Cowboy de medianoche o El graduado, que cosechaban éxitos de taquilla ofreciendo buenos retratos de personajes
.
En cambio, “los grandes éxitos de taquilla son ahora historias de superhéroes, filmes casi sólo visuales, que cualquiera puede entender en cualquier parte del mundo. Parece que están hechas con una mentalidad del ‘mínimo común denominador’”, lamentó.
Las tramas son de robot bueno, robot malo: se pelean. Es todo lo que se necesita saber. Además, se pueden hacer muñecos iguales a esos robots, vender esos juguetes y esos videojuegos
, criticó.
En cambio, la libertad creativa casi sin restricciones
que ofrecen los canales por cable desde los años 90 permite contar, con estilo y con medios financieros, historias originales, complejas, inteligentes, que asustarían a las majors, las grandes casas de Hollywood.
Lo bueno es que hay un público
para esas series, se congratuló. Un público que tiene la voluntad de seguir con atención una historia que requiere un esfuerzo.
Son series que no obedecen al imperio del final feliz.
Por ejemplo, Boardwalk Empire, producida por Martin Scorsese, no rehuye temas tabúes en Hollywood, como el incesto, señaló Winter, quien tampoco tiene miedo de matar a uno de los principales protagonistas de la serie ambientada en Atlantic City.
Muchas veces eso deja a la gente sintiéndose incómoda, con malestar. Pero para mí es la única manera de contar una historia
, dijo el escritor, congratulándose que las fronteras entre el cine como arte y algunos telefilmes se hayan diluido
.
Tratamos de elevar nuestro nivel al arte
, enfatizó el guionista, quien trabaja actualmente con Scorsese en dos proyectos, entre ellos un filme basado en su libro The Wolf of Wall St, que estará interpretado por Leonardo Di Caprio.
Asimismo, Winter y Scorsese trabajan en una serie para HBO en la que colabora Mick Jagger, de los Rolling Stones, que se estrenará en 2013, y que trata de un ejecutivo de la industria del disco en Nueva York a principios de la década de los años 70.
Nueva York en esos años estaba en bancarrota, era un periodo de mucha locura. Y como suele suceder en tiempos de convulsiones económicas y políticas, es un tiempo muy fértil para los artistas
, concluyó.