Opinión
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Río subterráneo es su novela más reciente, publicada por el sello Suma de Letras

Josu Iturbe retrata el México de la corrupción, el narco y el fanatismo

Vivimos en un entramado de mentiras y cuando llega la verdad no la podemos evadir

En un entorno de maldad, todos buscan su interés sin importar los medios, dice a La Jornada

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Josu Iturbe, ayer, en las instalaciones de Suma de LetrasFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de abril de 2012, p. 5

Los hombres están atrapados más que en sus circunstancias, en sus mentiras, porque no han podido asumir con responsabilidad sus culpas y no saben hacia dónde van, manifiesta el escritor Josu Iturbe (Bilbao, 1964), en entrevista a propósito de su más reciente novela negra, Río subterráneo.

A partir de las nociones de tiempo, verdad y ausencia, el autor retrata el ambiente de violencia en México, donde proliferan corrupción, narcotráfico y fanatismo, donde la vida es como un río que debajo de su cauce nos oculta a nosotros mismos.

La novela plantea la idea de tiempo y verdad, porque todos mentimos cuando seducimos o somos seducidos. Tenemos un montón de máscaras para la seducción, el enamoramiento, los intereses profesionales, políticos, sólo cambiamos la máscara con la que mentimos; vivimos en un entramado de mentiras que cuando llega la verdad no la podemos evadir, explica Iturbe.

La ficción ordena la realidad

Río subterráneo, libro publicado por la editorial Suma de Letras, explora una realidad creíble; todo lo que ocurre a lo largo de las 288 páginas es perfectamente factible, salvo las fantasías de unos personajes en torno al fin de mundo, asevera el autor.

Ambientada en la ciudad de Mérida, en la península de Yucatán, una ola de robos de arte sacro, asesinatos de sacerdotes y secuestros de jovencitas marcan el inicio de la historia. El escritor mezcla suspenso, humor negro, datos históricos y relatos apocalípticos para mostrar la violencia cotidiana.

“La novela es violenta, pero trate de minimizarla. No se describen los actos sangrientos, porque ya bastante tenemos con lo que sucede a nuestro alrededor. En la trama, no todos los personajes son malos: el policía es bueno, aunque no estamos acostumbrados a eso; aquí los corruptos son todos los demás, los políticos desde luego, y los narcotraficantes.

Me interesaba presentar diferentes aspectos de la maldad, desde la maldad ideológica, que cree que hace el bien y no le importan los medios; la maldad del político, que hace lo que sea necesario para llegar al poder; la de los empresarios y militares, está retratado ese entorno de maldad en el que cada individuo busca su interés y no le importan los medios.

Mediante la historia del policía Salvador Xiu, Josu Iturbe presenta la contraparte de la maldad: la felicidad. “De alguna manera –añade– podemos ser felices y vivir tranquilos, sin la angustia que generan los medios de comunicación y las profecías sobre el fin del mundo.

“Este mundo que he creado tiene que ver con lo real, pero no lo es, y posee un alto contenido social. La novela negra ataca mucho a los miedos de las personas, las angustias existenciales, las preocupaciones políticas, la corrupción; todos esos temas son ideales para este género. A veces los autores no necesitamos inventar nada, simplemente la ficción ordena la realidad.

Las novelas tienen un sentido último que la vida no posee; la vida es más confusa, en cambio en la novela puedes ordenar todo para obtener un efecto, que en realidad es mantener la atención del lector hasta el final.

En la propuesta narrativa de Iturbe, los personajes buscan algo y la violencia se convierte en el mecanismo para obtener una solución. La violencia genera más violencia y en la vida hay que buscarle por otro lado, si cada uno tiene una responsabilidad consigo mismo y con las demás personas.

Las personas, agrega el escritor, se quejan de que vivimos en un presente terrible, tan intolerable, pero en realidad si vemos la historia desde la conquista siempre hemos estado en crisis, persecuciones y matanzas.