esde hace varios torneos, el clásico ha representado una gran expectación en los aficionados y mucho comercialismo en la televisión, pero muy pobre futbol.

Esta vez el panorama tampoco es halagador. Unas Chivas traqueteadas por convocatorias, lesiones y viajes a Sudamérica enfrentarán a unas Águilas que pierden ante los grandes y que ayer, en su propio estadio, Ángel Reyna les demostró con hechos sus palabras: defensa de plástico y, ausente por suspensión, capitán de Agua-valdo Mosquera.

En un plantel de por sí juvenil, los mejores elementos rojiblancos están en la selección –con un Marco Fabián que había andado en plan de Marquito pero que en el preolímpico respondió a las expectativas que de él se esperan–, o lesionados, como es el caso de Omar Arellano, un jugador de enorme talento y físico endeble.

Lo que quedó del Guadalajara fue a Sudamérica a perder sin siquiera meter las manos ante un Defensor Sporting, cuyo mejor elemento es Nicolás Olivera, quien aquí pasó sin mayor trascendencia por varios equipos.

Chivas hizo más ruido fuera de la cancha con el despido de su jefe de seguridad por ingresar 12 o 16 cervezas al autobús oficial del equipo, luego de un partido en Querétaro. Entonces surgió la polémica del alcohol en el balompié, que va desde una chela o una copa de vino al día –recomendada por Hugo Sánchez y Miguel Herrera–, hasta los futbolistas desmadrugados en antros de moda.

Con gran dosis de fortuna, el América estaba consiguiendo un triunfo engañoso, hasta que Abraham Carreño hizo honor a su apodo de Amuleto y Reyna los venció en su casa, en tiempo de compensación y hasta con celebración al estilo Temo.

La directiva del club de Coapa había anunciado una limpia para este torneo, pero el único que salió fue Reyna, quien fue respaldado por los aficionados, ya que pareció ser el único que sentía la tragedia amarilla.

Así que poco se espera del que una vez fue el clásico de clásicos de nuestro balompié, aunque Televisa tratará de venderlo a toda costa y Jorge Vergara podrá ver lleno el Omnilife.

El que sí será un choque de poder a poder es el derbi regiomontano, con unos Tigres y Rayados que han retomado un compacto accionar colectivo y que tienen las mejores individualidades del torneo casero.

La nota buena de la semana fue el boleto olímpico. Ya se sabe que los rivales de la zona son de lo peorcito del futbol mundial, pero el equipo tricolor llegó con el fantasma de Carson y con la guillotina sobre Luis Fernando Tena, luego de la injusta salida del Pentapichichi por no lograr el pase hace cuatro años a los juegos de Pekín.

Para proteger a su jefe Chepo de la Torre, el Flaco se puso de pechito y ofreció su renuncia en caso de no lograr el pase de abordar a Londres.

El sábado, Alan Pulido recibió dos noticias: se convirtió en el goleador del preolímpico, pero Tena anunció que llamará al Chicharito Hernández para los Juegos Olímpicos, además de un portero que podría ser Guillermo Ochoa y, tal vez convocaría también a Giovani dos Santos.

Pumas tuvo dos malas y una buena: fue goleado caminando por los Rayados en la Concachampions, mientras en la liga rescató milagroso empate ante Atlas, pero el nuevo presidente del patronato, Jorge Borja Navarrete, anunció que habrá refuerzos. Cómo estarán los felinos que sus aficionados ya hasta extrañan al tronco de Dante López.

A cuatro jornadas de que termine el torneo regular, Santos, Tigres y Monterrey se ponen la etiqueta de favoritos al título, mientras Omar Bravo aprovechó la fragilidad defensiva de San Luis para conseguir un par de anotaciones y justificar un poco lo que fue una de las principales contrataciones para la presente temporada.