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Ver día anteriorMartes 27 de marzo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los candidatos y la ciencia
T

odos ofrecieron apoyar el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación. Los tres se comprometieron a incrementar los recursos para estas actividades. Lo que ocurrió el viernes en el Congreso de la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico, donde Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota respaldaron el documento titulado Sociedad del conocimiento para impulsar la competitividad y crecimiento de México, conocido como Declaración de Monterrey, es un anticipo de lo que será el discurso de los tres aspirantes a la presidencia de la República mexicana durante las campañas que se inician este fin de semana. ¿A quién creerle?

En este caso la respuesta es muy sencilla, pues sus mensajes, si bien potencialmente tendrían consecuencias para todos los mexicanos, van dirigidos especialmente a un sector de la sociedad interesado en el desarrollo científico y tecnológico de México, para el cual, la elocuencia de las piezas oratorias, los estadios llenos o vacíos, las cubetas de plástico, matracas, tortas y refrescos, en realidad significan muy poco, o más bien nada. Lo que se espera es otra cosa: las pistas que razonablemente den certeza de que los ofrecimientos puedan cumplirse. La idea de que en el proyecto de nación que dicen tener, la educación superior, la ciencia, la tecnología y la innovación, sean piezas indispensables del rompecabezas que le permitan a nuestro país, salir del atraso en el que se encuentra e incursionar por un camino de auténtico desarrollo.

El candidato del PRI puede ser descartado de entrada, pues no tiene la menor idea acerca de lo que habla. Frases huecas, que nos remiten a los concursos de oratoria. Un monumento al lugar común: La ciencia es la llave mágica para convertir a México en un país de primera. Corea avanzó y México no, sin darse cuenta de que fue algo que ocurrió en buena medida por responsabilidad de los gobiernos de su partido. Sus asesores escarban en cifras y documentos oficiales para nutrir sus penurias discursivas. Oportunistas ex funcionarios del ramo a su lado y, en un descuido, nos prometerá, no el uno por ciento del producto interno bruto (PIB), sino el 2. 3 por ciento. Y lo peor de todo: ¡lo firmará ante notario público!

La candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, se comprometió a elevar a uno por ciento del PIB los recursos para ciencia y tecnología, y descubrió la importancia de la educación, al proponer un nuevo modelo educativo que acerque a los niños a la ciencia –algo que no se le ocurrió cuando fue titular de la Secretaría de Educación Pública. También respaldó la creación de una nueva secretaría para la ciencia, tecnología e innovación. Estos tres elementos coinciden con el programa de uno de sus oponentes, el candidato de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador, quien fue el primero en comprometerse con ellos, lo que sugiere que la candidata y su equipo están muy atentos a lo que ocurre en el cuartel del tabasqueño.

Hay en el discurso de Vázquez Mota dos elementos interesantes. Por un lado abordó el tema de qué hacer con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt); al respecto propuso un nuevo diseño de este organismo, con el fin de aumentar la presencia de las instituciones de educación superior (IES) y abrirlo a la participación del sector empresarial. También señaló la necesidad de dar impulso a las incubadoras de base tecnológica en las IES. Sus propuestas iniciales sugieren que la orientación de su política consistirá en fortalecer la participación del sector privado en las tareas científicas y tecnológicas, algo que ha sido la característica en las administraciones panistas desde 2000, que no se han traducido en un avance significativo de la ciencia en México. La pregunta sería cómo lograr que lo que hasta ahora no ha tenido éxito esta vez lo tenga.

Como ha hecho desde hace varios meses, Andrés Manuel López Obrador se refirió directamente a la educación superior como parte de su política de ciencia y tecnología. En su intervención propuso duplicar el número de jóvenes universitarios en el próximo sexenio. Explicó que la falta de acceso a las universidades obedece a que éstas no cuentan con recursos suficientes. También se comprometió a incrementar el número de investigadores, que pasarían de 18 mil (considerando las cifras del Sistema Nacional de Investigadores) a 50 mil en los próximos seis años, así como a elevar a uno por ciento del PIB los recursos para ciencia. Reiteró su compromiso de crear una secretaría de ciencia, tecnología e innovación, para cuya dirección invitó al doctor René Drucker Colín.

El candidato de las izquierdas fue el único que expresó una idea clara sobre el papel de la ciencia para el desarrollo nacional. Fijó dos áreas prioritarias, una de ellas fue el impulso a la biotecnología para garantizar la autosuficiencia alimentaria. La segunda, la de energía, para enfrentar el rezago en las áreas del petróleo y la electricidad.

Ante la carencia de ideas del candidato del PRI, el debate en las campañas políticas sobre el futuro de la ciencia, la tecnología y la innovación quedará entre los abanderados del PAN y la izquierda. La disyuntiva aparece desde ahora muy clara: más de lo mismo o explorar un cambio de rumbo.