Sábado 24 de marzo de 2012, p. 17
Integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) se manifestaron ayer frente a la sede del gobierno de Nuevo León en el Distrito Federal, en demanda de que las autoridades estatales resuelvan 34 casos de desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales a las que el colectivo que dirige Javier Sicilia ha dado seguimiento
El acto se realizó en forma simultánea a otro organizado en Monterrey, donde, en el contexto de las seis mesas que se realizan sobre el tema, Emilio Álvarez Icaza se reunió con el titular de la Procuraduría General de Justicia de Nuevo León, Adrián de la Garza Santos, a quien le demandó que avancen las indagatorias de dichas violaciones de derechos humanos.
Entre consignas de No más sangre
y Vivos se los llevaron, vivos los queremos
, cerca del mediodía los activistas tapizaron la fachada de la sede con pancartas y pañuelos bordados en los que recordaron múltiples desapariciones forzadas ocurridas en años recientes, y exigieron que este crimen de lesa humanidad sea tipificado en los códigos penales de todos los estados.
El titular de la delegación de Nuevo León, Adrián del Mazo Maza, recibió a los manifestantes –quienes le entregaron dos documentos donde resumen sus peticiones– y les aseguró que hay algunos avances en las investigaciones de los casos denunciados, aunque esta información sólo se entregará a las víctimas.
Sin conciencia del dolor
El hecho de que el MPJD haya acudido siete veces a entrevistarse con las autoridades de Nuevo León y no haya ningún avance sustancial en las pesquisas, lamentó Pietro Ameglio, militante del colectivo, demuestra que la autoridad considera el diálogo un simple intercambio de discursos y no cobra conciencia del inmenso dolor
de las víctimas y sus familiares.
Por ello, llamó a intensificar las acciones de resistencia civil pacífica y directa, y a no permanecer únicamente en el plano de lo simbólico
, sino a llevar a cabo acciones en las que se deje de colaborar con la impunidad y las fuerzas del orden.
Se acaba la paciencia de las víctimas, pero debería terminarse también la de toda la sociedad civil consciente, porque cualquiera puede ser afectado. Ya no hay nadie de este entorno con el que hables y no tenga un conocido o un familiar extorsionado, secuestrado o desaparecido. Todos los estratos sociales están atravesados por la violencia y la impunidad
, deploró.