La judoca Vanessa Zambotti se visualiza en los Juegos Olímpicos Londres 2012 peleando por una medalla. Me veo como una mexicana que representa a su país y que se partirá la madre hasta lo último, porque en la que con seguridad será su última justa veraniega tiene la ilusión de subir al podio, aunque no entonara el Himno Nacional.

Contenta por ser una de las invitadas de honor a la jornada del Centro de Estudios y Desarrollo Humano que promueve la Universidad del Valle de México, la más destacada representante del país en judo habla con la seguridad de tener en la bolsa el pasaporte para la justa veraniega, aunque el informe oficial será el 29 de abril.

Zambotti sabe que deberá perder unos cuantos kilos para hacer más efectiva su estrategia de combate, pues por el exceso de peso a veces no logra doblegar a las rivales de acuerdo con su plan y en otras hasta se le ha revertido, por lo que debo mejorar cuestiones tácticas y técnicas, sin desaprovechar la madurez ganada en todos estos años.

Dolida por las derrotas sufridas en competencias continentales y regionales en el pasado reciente, aunque alegre por los triunfos de días atrás, expone con seguridad: Creo que ha llegado el momento de la revancha, de cumplir con ese sueño largamente anhelado de ser protagonista en mis terceros Juegos Olímpicos, que seguro serán los últimos a los que asista.

Con un eterno dejo de alegría en el rostro regordete, la originaria de Chihuahua, que no pierde su acento norteño, está consciente de que la lucha no sólo es contra las japonesas sobre el tatami que hace apenas unos años dominaban ampliamente, sino que también destacan las cubanas, las francesas, las brasileñas y las chinas, porque nuestro deporte ha evolucionado mucho y se ha vuelto mayormente físico, por lo que es importante mantenerse en forma.

Sensible aunque fuerte, Vanessa ha llorado cuando se lesiona, cuando una fuerte dolencia la deja fuera de combate, pero ahora está decidida a prepararse de la mejor forma posible, incluido lo mental, para llegar en óptimas condiciones, y para eso tiene una sicóloga que me ayuda a quitarme vicios, como eso de andarme preocupando por cosas en las que no debo ni pensar.

Y como si por su boca salieran los consejos de su terapeuta, repite: Sólo debo concentrarme en entrenar y competir en lo que me gusta. Primero debo entender que el judo es algo que amo y que debo hacerlo bien. Y lo segundo es que voy a representar a mi país; mucha gente tiene la esperanza en mí y no la debo defraudar.

Zambotti no se quiere retirar y vivir con el si yo hubiera, y después de 20 años voltear la mirada y reclamarse por qué no dio ese extra para subirse al podio en Londres. Quiere triunfar.