La reforma, prácticamente concluida
, dice el presidente saliente
Miércoles 21 de marzo de 2012, p. 32
Moscú, 20 de marzo. Para el presidente saliente, Dimitri Medvediev, la reforma de las fuerzas armadas de Rusia está prácticamente concluida
y ya puede afirmarse que están en condiciones de dar una respuesta adecuada
a las amenazas contra este país.
Al hablar ante los miembros de la plana mayor del ejército ruso y oficiales de alto rango en la Academia del Estado Mayor, el todavía mandatario señaló este martes que Rusia debe tener un poderío militar tal, que a nadie en el mundo se le ocurra someter a prueba su eficacia
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Por ello, añadió, una de las prioridades del Estado seguirá siendo financiar a la dependencia militar y, en ese sentido, hasta 2020, cada año vamos a continuar gastando en el rubro de defensa muchos recursos que serán de no menos de 2.8 por ciento del producto interno bruto
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Destacó que de un tiempo para acá se fortalecieron las fuerzas nucleares estratégicas y se creó un sistema unificado de defensa antiaérea, el cual agrupa a las unidades de defensa antiaérea y antimisiles, los sistemas de alerta temprana de ataque con misiles y los satélites de control del espacio
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Sin embargo, advirtió Medvediev, sólo hasta dentro de cinco años Rusia podrá tener una respuesta militar efectiva al escudo antimisiles que construye Estados Unidos en Europa.
Si las negociaciones fracasan, y hasta ahora no hay signos de optimismo que presagien llegar a un acuerdo, Rusia debe estar preparada, hacia 2017, para dar una respuesta militar
al sistema de defensa antimisiles de Estados Unidos, que aquí se considera la principal amenaza a la seguridad nacional, precisó.
La intervención de Medvediev ocurre en un cambiante contexto internacional que, aparte del escudo estadunidense, preocupa a Rusia.
El diario Nezavisimaya Gazeta, en su edición de hoy –al citar fuentes al interior del ministerio de Defensa ruso– revela que las alertas están prendidas en el ejército ruso por la situación en Medio Oriente, donde está en juego el destino de Siria, el único aliado de Rusia
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Tampoco se descarta, en esa zona, un ataque contra Irán, así como un nuevo enfrentamiento bélico entre Azerbaiyán y Armenia por el conflicto territorial de Nagorno-Karabaj, enclave azerbaiyano bajo actual dominio armenio.
Son escenarios que eventualmente podrían involucrar al ejército ruso en combates, incluso contra la proclamada voluntad de Rusia de no intervenir en una guerra fuera de sus fronteras.
Asimismo, disminuye el contingente de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en Afganistán y ello podría afectar la seguridad del flanco meridional de Rusia al propiciar que grupos islamitas radicales ingresen en territorio de Tayikistán, Uzbekistán, Turkmenistán y Kirguistán –repúblicas centroasiáticas de la antigua Unión Soviética–, y desde ahí desestabilizar toda la región.
El ejército ruso anfrenta un tercer desafío que es reforzar su presencia en el Ártico para proteger el flanco septentrional ante la búsqueda de nuevas fuentes de energía que emprenden muchos países debido a la escasez de petróleo y gas natural provocada por la inestabilidad en Medio Oriente.