No cesan los enfrentamientos; la población, cerca de la hambruna
Lunes 19 de marzo de 2012, p. 22
Johannesburgo, 18 de marzo. Los enfrentamientos en los principales estados fronterizos de Sudán aún provocan un desastre humanitario que sólo puede empeorar, de acuerdo con las informaciones de funcionarios de Estados Unidos y organismos de ayuda.
Unos 80 mil refugiados huyeron del estado de Blue Nile, en el norte de Sudán, hacia Sudán del Sur, que según los expertos no tiene capacidad para ayudar a los recién llegados; además hay miles de desplazados internos que necesitan ayuda.
Sudán del Sur se separó de Sudán el año pasado, después de décadas de guerra civil, pero la división no puso fin al conflicto. Las milicias supuestamente aliadas con Sudán del Sur aún se enfrentan con el ejército sudanés, que lleva a cabo incursiones aéreas con bombas y otros ataques.
Expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) advierten que los estados fronterizos podrían verse pronto en condiciones similares a la hambruna. Sudán impide que la ayuda llegue a muchos civiles que la necesitan desesperadamente
, manifestó Nancy Lindborg, de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
A partir del próximo mes, cuando empiece la época de lluvias, llevar ayuda a los campamentos de refugiados de Doro y Jamam será complicado por la falta de infraestructura básica en Sudán del Sur, así como la falta de carreteras apropiadas.
El gran problema en los campamentos es el agua, ya que están ubicados en una región alejada y seca; muchos refugiados sobreviven con unos cuantos litros de agua al día, mientras el estándar internacional sugiere que se necesita un mínimo de 15 a 20 litros de agua para beber, cocinar y lavar.
Las agencias de ayuda humanitaria alegan que la comida debe ser almacenada ahora para que las personas tengan qué comer en los próximos meses.
Para Sudán y Sudán del Sur, la violencia es el primero de otra serie de problemas. Desde su separación, los dos gobiernos no deciden un mecanismo para compartir las ganancias de petróleo. El sur, que tiene dos tercios de las reservas, debe exportar su combustible en oleoductos que van hacia el norte.
La violencia étnica en el sur ha forzado a una ola de refugiados a huir a Etiopía. El gobierno está tratando de desarmar a las milicias tribales en Jonglei.