Líneas sueltas
o hay palabra en la que no aliente la poesía. Desde ese aliento, que está detrás de la palabra, se debe hablar.
Uno dice palabra
y la palabra que dice quizá nada dice.
Epígrafe de un libro de poesía nayarita no para sino sobre niños: Mejor un cinco mío que un diez ajeno. Miguel.
Deja todo y sígueme
es una frase sumamente bella. Pero dicha por alguien que anda siguiendo quién sabe qué es por lo menos fea.
Mucho me temo, pero miedo no me tengo.
Antes se quejaba uno de la poesía por encargo, y de su sucedánea, la de diseño, ¿nos quejamos?
Dejó de tomar. Se tomó en serio.
Oído por ahí: ¿Libre de mancha? Ni los más manchados
.
Cuando el tiempo parece cesar no cesa, nada más se concentra, y fluye.
Influir: entrar fluidamente en lo otro, siendo, ya, otro.
De tantas palabras como oyes, como lees, ¿cuántas quedan en ti, aún te habitan?
Árbol, casa y templo es el lenguaje, y ojo de agua.
La poesía rebasa todo enjuague, siempre a tiempo, aun cuando parezca tarde.
Si tus seguidores te abandonan, ya no le sigas por ahí.
En el poema el poeta logra ausentarse de sí mismo, y ausentarse, por supuesto, en libertad.
Ouroboros: Libertad de hacer y no ansiedad de ser. Libertad de ser y no ansiedad de hacer.
Si la poesía es poesía no necesita decirlo.
–Quédate en donde estás, yendo a donde vas.
Poesía es el arte de pasar por literatura sin serlo.
Dibujar es desenredar, desenredarse.
Dibujar reconcilia pensamiento y mirada.
Todo lo que miras es horizonte.
¿A dónde vas que más valgas
, le dicen a la poesía. Y ella responde: ¿Y a dónde que menos?
Llegar al origen del lenguaje, para de ahí partir, es no el secreto, la exigencia.
De tantas palabras como eres, o crees ser, ¿con cuáles te quedarías?
La medida es la gracia, pero la gracia sugiere a la vez lo inacabado y lo inacabable.
¿Cuál es el camino del camino que sigues?
Lo que puede ser es todo, lo que es es siempre poco, y suficiente.